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CETM pide ayudas ante el caos circulatorio en Francia

Los transportistas franceses estiman pérdidas operativas de más de 400 millones de euros en las dos primeras semanas de movilizaciones protagonizadas por los conocidos como ‘chalecos amarillos’.


La Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM) solicita al Gobierno la puesta en marcha, con “carácter de urgencia”, de un paquete de medidas económicas extraordinarias para hacer frente a las “pérdidas millonarias” de las empresas del sector como consecuencia de las movilizaciones en Francia de los conocidos como ‘chalecos amarillos’, que han atrapado a miles de camiones en el país vecino.

Protesta de los chalecos amarillos en Francia.
Protesta de los ‘chalecos amarillos’ en Francia.

La patronal que preside Ovidio de la Roza, a través de una carta dirigida a Pedro Sánchez, reclama el aplazamiento en la cotización a la Seguridad Social, así como de los ingresos a cuenta del IRPF y de las obligaciones fiscales de las liquidaciones de IVA. Además, pide crear una línea extraordinaria de tesorería a través del Instituto de Crédito Oficial, con “intereses y requisitos adecuados a la situación de precariedad del sector”.

La organización empresarial advierte, en este sentido, que los constantes bloqueos de las carreteras en Francia han puesto a una parte “muy significativa” de las empresas españolas de transporte por carretera en una “situación de precariedad de tesorería”, debido a las pérdidas de jornadas de trabajo, la imposibilidad de cumplir con los clientes, el incremento de los costes salariales por los días de bloqueo y las dietas correspondientes.

Por último, CETM también ha solicitado la intervención personal del presidente del Ejecutivo ante el presidente de la República francesa y las autoridades competentes de la UE, para exigirles una “actuación inmediata y contundente” que permita la libre circulación de personas y mercancías en las carreteras francesas.

En la misma línea se ha posicionado la Asociación del Transporte Internacional de Carretera (Astic), que igualmente ha reiterado su petición a las autoridades españolas y europeas competentes para que continúen presionando al Gobierno de París y a las autoridades de la UE para que se garantice la libre circulación.

La patronal que preside Marcos Basante muestra su oposición a cualquier tipo de barrera al transporte por carretera en Francia, ya que “limita la circulación a los casi 20.000 camiones que atraviesan los Pirineos cada día, va contra los intereses de las empresas de transporte, de sus clientes y de sus conductores y supone un grave atentado contra los intereses de la actividad económica en su conjunto”. No hay que olvidar que algo más de la mitad de las operaciones internacionales por carretera con origen en España tiene a Francia como destino y otro buen porcentaje, cerca del 45 por ciento, atraviesa dicho país para alcanzar otros destinos en Europa.

Pérdidas de 400 millones

Según la Federación Nacional de Transporte por Carretera francesa, las organizaciones profesionales del sector estiman pérdidas operativas de más de 400 millones de euros en las dos primeras semanas de bloqueos. Asimismo, Astic informa que sus afiliados con vehículos en Francia están alertando de múltiples e imprevistos cortes de carretera, lo que provoca que centenares de camiones españoles, tanto de salida como de entrada, estén parados en el país vecino, sufriendo decenas de kilómetros de atascos, incapaces de entregar su mercancía, un hecho que está teniendo un grave impacto en su actividad.

“Es fundamental que el Gobierno español respalde firmemente y con rapidez a las empresas de transporte internacional por carretera, vertebradoras del sector exterior de la economía española, pues a este paso, se van a colapsar los flujos de exportaciones e importaciones con desastrosas consecuencias para nuestra economía precisamente ahora, que estamos en plena campaña hortofrutícola y en vísperas de las fiestas navideñas”, aseguró Ramón Valdivia, director general de Astic. “No es de recibo -añadió- que un problema interno de un país, como el galo, acabe repercutiendo de forma negativa al resto de vecinos europeos”.