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Impulso al corredor Cantábrico-Mediterráneo

Patronales de Aragón, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana y La Rioja instan a incorporar la conexión ferroviaria a la red TEN-T Básica para que esté finalizada en 2030.

Las organizaciones empresariales de Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Aragón y la Comunidad Valenciana, con el apoyo de sus comunidades autónomas, han firmado, en un foro celebrado en Logroño, una declaración por el impulso al desarrollo del corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo.

Representantes institucionales y empresariales en el Foro para el impulso del corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo.
Representantes institucionales y empresariales en el Foro para el impulso al desarrollo del corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo.

Las patronales instan al Gobierno de Sánchez para que el conjunto del corredor Cantábrico-Mediterráneo, un trazado de 650 kilómetros que conecta los puertos de Valencia y Castellón con los de Santander, Bilbao y Pasaia, se incorpore a la Red Transeuropea de Transporte (TEN-T) Básica con el compromiso de su finalización en 2030.

Las organizaciones abogan para que la modernización, el incremento de capacidad de transporte y la mejora de las prestaciones de los servicios ferroviarios de mercancías, en toda la extensión del corredor, tanto en el eje central que enlaza Sagunto, Teruel, Zaragoza, Logroño, Miranda de Ebro, Pamplona, Bilbao y Santander, como en la conexión entre Soria y Castejón.

En el documento firmado en Logroño se reclama potenciar la competitividad de los servicios ferroviarios de mercancías en el corredor Cantábrico-Mediterráneo, con mayor capacidad de carga, ampliación de la longitud de trenes o la reducción de costes.

Para la obtención de estas mejoras contemplan a medio plazo, la dotación de vía doble, electrificada y equipada con señalización clásica con ATP digital o ETCS, con gálibo P420, cargas admisibles de 22,5 toneladas por eje y apartaderos según normas europeas, de 750 metros. Además, disponer de una red que haga compatible la circulación de los trenes de mercancías con los de viajeros a velocidades máximas de 200 kilómetros por hora.

El foro de impulso al corredor Cantábrico-Mediterráneo contó con la participación de Mar Chao, presidenta de la Autoridad Portuaria de Valencia, que puso en valor las inversiones de 54 millones de euros en la mejora de la conexión ferroviaria de la dársena con Zaragoza. También, incidió en el desarrollo del macroproyecto de la terminal norte del puerto de Valencia, que estará dotada de seis vías ferroviarias de 1.000 metros de longitud.

Por su parte, Norberto Garrido, director de desarrollo de negocio y operaciones de Cobasa Grupo Logístico, expuso en el mismo foro la desconexión por vía de ancho ibérico del puerto de Santander con el de Bilbao, limitando los tráficos de la dársena cántabra en la zona de influencia del Mediterráneo, Aragón o de la frontera con Francia.

Garrido consideró “utópico” con la actual red ferroviaria española alcanzar el objetivo de subir en 2030 al 10 por ciento la cuota de mercancías movidas en tren desde el actual 4 por ciento, y con un transporte por carretera “competitivo y flexible”.

Iñaki Barrón de Angoiti, presidente del comité técnico de la Alianza Europea de Corredores, remarcó que “para los servicios de mercancías en tren la eficiencia se basa en la simplicidad, robustez, capacidad, fiabilidad, coste reducido y, sobre todo, no pararse. Además, la ubicación de las terminales de carga son elementos estratégicos”. A su juicio, es prioritario “planificar servicios no líneas ferroviarias, y definir unos parámetros técnicos realistas en gálibos, longitudes de trenes o cargas máximas por eje”. También apostó por optimizar las capacidades de las líneas existentes para las mercancías, así como favorecer los ramales para alimentar a las líneas principales. Además, remarcó que las líneas de alta velocidad solo deben ser utilizadas para estos servicios. Finalmente, Barrón de Angoiti abogó por establecer y consensuar un plan general de infraestructuras, coherente con un plan general de transporte ferroviario, además de las TEN-T, donde se definan prioridades, calendarios o pasos fronterizos, entre otras cuestiones.