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La bajada de las tasas portuarias se complica en España

El pago del Impuesto de Sociedades, por mandato de Bruselas, convivirá con el fondo de compensación, lo que deja menos margen de maniobra para reducciones adicionales.

La reducción de las tasas portuarias se complica a medio plazo en España, una vez que el Gobierno en funciones de Pedro Sánchez ha resuelto que las autoridades portuarias tributen por el Impuesto de Sociedades a partir de 2020. La decisión, que frenó en seco la denuncia de la Comisión Europea, viene a debilitar la horquilla que habría para realizar bajadas adicionales de tasas al actual marco de bonificaciones y coeficientes reductores. Y es que, junto a la derogación de la exención de tributar por el Impuesto de Sociedades, los puertos conviven en esta última etapa con un mayor compromiso financiero. Hoy tienen que hacer frente a nuevos fondos, como el de accesibilidad y el de innovación, junto al histórico de compensación interportuario.

Con todo, asociaciones y lobbies empresariales mantienen que “sí que hay margen” para abaratar los precios, al generar el sistema portuario más de 200 millones de euros en beneficios anualmente.

La derogación de la exención que actualmente tienen los ingresos portuarios tendrá que ser regulada por el próximo Ejecutivo, modificando la Ley del Impuesto de Sociedades. Fuentes próximas a Fomento explicaron a TRANSPORTE XXI que “lo que se ha logrado es una entente con Bruselas pactando un nivel de exenciones, es decir, si los puertos invierten no pagan impuesto, aunque habrá que ver cómo queda”.

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La pregunta es obligada. ¿Tendrá repercusión directa en la caja de los puertos españoles la aplicación del citado  impuesto? TRANSPORTE XXI ha pulsado la opinión de los primeros espadas de varias entidades portuarias, del organismo público Puertos del Estado, así como de la patronal Anesco y la plataforma de inversores PIPE.

“La tributación va a ser una medida neutral, similar a la actual”, explica Salvador de la Encina, presidente de Puertos del Estado. La medida “no introducirá distorsiones en el financiación de los puertos”, concluye, aunque desde los puertos se matiza esta opinión.

Los presidentes de los puertos de Algeciras, Barcelona, Bilbao y Valencia son partidarios de proceder a aprobar un nuevo Marco Estratégico. Coinciden en que “el impacto económico real resulta imposible de cuantificar”. Eso sí, plantean que la novedad en la fiscalidad y la financiación de nuevos fondos como el de accesibilidad o innovación, obligarán a renovar el modelo portuario en España.

La modificación en la tributación da pie a “analizar otros temas, que por otra parte, forman parte de la necesaria revisión del marco Estratégico del sistema portuario que demanda mayor flexibilidad y autonomía de gestión al objeto de responder a las exigentes demandas del mercado y a la creciente competencia internacional”. Es la reflexión de Gerardo Landaluce, presidente del puerto de Algeciras. “En la medida que se establezcan determinadas deducciones en la cuota y la autoridad portuaria pueda seguir bonificando al máximo sus tasas a sus usuarios y clientes, la afección por la tributación debería ser limitada”, asegura Landaluce.

De igual forma, Aurelio Martínez, presidente del puerto de Valencia, señala que “no nos vamos a ver afectados dado que tenemos planificado un plan de inversiones considerable para los próximos quince años”. Martínez sí estima que “otros puertos con inversiones menos potentes sí que se pueden ver perjudicados”. Y concluye que “los que tengamos poco margen de beneficio, al mantener un alto volumen inversor, no tendremos que pagar Impuesto de Sociedades”.

Por su parte, Mercè Conesa, presidenta del puerto de Barcelona, explica que “la afectación no será pareja en todo el sistema”, porque “cada puerto tiene una casuística y una tipología de inversiones”. El impuesto condicionará los resultados de los puertos dependiendo de la programación de las inversiones, “de si estas son productivas o no y también variará en función del año”, explica Conesa. La presidenta, al igual que Martínez y Landaluce, estima que la aparición del impuesto no supondrá una subida de tasas, pero sí pide la modernización del marco para que haya un cambio del modelo de gobernanza. Indica que “hay que lograr mayor flexibilidad y autonomía para poder fijar las tarifas más adecuadas en función de nuestra tipología de tráficos y no perder competitividad frente a los grandes puertos europeos, como Róterdam o Hamburgo, competidores de Barcelona”.

Por el contrario, Ricardo Barkala, presidente del puerto de Bilbao observa una clara afección a la política para hacer bajadas adicionales en las tasas, indicando que la mejora de la competitividad de los usuarios “se está viendo seriamente condicionada, cuando no imposibilitada, por las sucesivas cargas que nos vienen siendo impuestas y que resultan ajenas a nuestra gestión”. El presidente vasco cita los nuevos fondos, el impuesto de sociedades y las tasas municipales sobre bienes inmuebles. Barkala indica que “en gran medida resultaría incoherente el abono del Impuesto de Sociedades y las aportaciones al Fondo del Compensación”. “Al menos procede una severa revisión o ajuste del mismo”, concluye.

Desde la esfera empresarial, Pedro García, secretario general de Anesco, señala que “la decisión del Gobierno evidencia que nuestro modelo portuario debe evolucionar hacia una mayor competitividad”. Navarro explica que la nueva tributación “no puede terminar conllevando un aumento de la presión impositiva sobre la cadena logística, sino que debe hacernos replantear la financiación del modelo, las tasas y las políticas públicas de inversión en infraestructuras”.

Por último, Gonzalo Alvargonzález, presidente de PIPE, indica que “tener que abonar el Impuesto de Sociedades podría suponer una reducción de la capacidad financiera de los puertos”. El empresario fija su crítica en los elevados beneficios de las radas y urge dedicar los esfuerzos a realizar una “reflexión más profunda sobre el modelo actual y como los puertos pueden cumplir su función, que no es otra que ayudar a las pequeñas y medianas empresas que utilizan los puertos a ser más competitivas”.

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