editorial  | 

Las prácticas de Correos y Chronoexprés

Las empresas de paquetería han arreciado sus críticas contra la pública Chronoexprés, filial de Correos y Telégrafos, a la que acusan de haber intensificado prácticas desleales que distorsionan la competencia y que están rompiendo un negocio ya de por sí muy lacerado por la crisis. Según denuncian los privados, la paquetera pública Chronoexprés no sólo ha hecho del dumping un práctica habitual, sino que ha abundado en la misma en plena recesión apoyándose además en la infraestructura y medios de su accionista Correos.

A más a más, los empresarios privados denuncian que Chronoexprés está ampliando los plazos de cobro a sus clientes hasta límites verdaderamente temerarios para la viabilidad de cualquier mercantil (180 días frente a la media de 60 días), más con la que está en cayendo, en un mercado que se ha constreñido un 20 por ciento, si no fuera porque la pública dispara con pólvora del rey.

Lo que ocurre con Chronoexprés es un clásico ya en nuestro país. Mientras los paqueteros privados se juegan sus propios cuartos y miles de empleos, mientras estos empresarios sufren la desidia de una banca que les da la espalda cuando demandan financiación para unas tesorerías cada día más escualidas, Chronoexprés se permite el descaro de sacar pecho, haciendo gala de que cerrará 2009 con un resultado operativo similar al de 2008 (un millón de euros). Es de obligado cumplimiento recordar, sobre todo para las quebradizas memorias de los prohombres que vienen desembarcando en Fomento y Correos, que Chronoexprés, un caso digno de ser estudiado en las Escuelas de Negocio como ejemplo de chapuza de M&A que algunos analistas ya han denunciado que linda con la malversación, le ha costado, que se sepa, la friolera de 180 millones de euros al ciudadano de a pie entre 2000 y 2007, cantidad que ha ido a sufragar las pérdidas que generaba la compañía en el citado período.

¿Alguien se ha preguntado por qué el correo francés La Poste salió huyendo de Chronopost Express, el antecedente de Chronoexprés? En este edición de TRANSPORTE XXI, el primer ejecutivo de Chronoexprés se defiende de las denuncias de sus colegas paqueteros con el razonamiento de que “el sector público tiene derecho a competir con el privado”. Por supuesto que lo público puede competir con lo privado. Nadie puede posicionarse en contra de esa boutade, un argumento inócuo si no fuera porque Chronoexprés no está compitiendo en igualdad de condiciones que los privados, que se comportan como palos que aguantan sus velas, sino bajo el paraguas de los Presupuestos Generales del Estados y ese ministerio que es Correos, dispuestos a cubrir los escandalosos números rojos de la paquetera pública cuando ha sido necesario.

Lo mismo vale para la propia Correos, también en el punto de mira de los privados, porque se está sirviendo de prácticas desleales para mantener el monopolio en aquellos nichos del sector postal que ya han sido liberalizados. Es competencia de la Comisión Nacional del Sector Postal poner fin a estas prácticas de Correos y Chronoexprés, pero muchos nos tememos que este órgano, aún en fase de creación, seguirá mirando para otro lado. Hasta aquí hemos obviado de manera consciente que Chronoexprés no cubre ningún servicio de interés público que explique su razón de ser bajo el manto protector del Estado.

Por el contrario, el primer ejecutivo de Chronoexprés argumenta que “este modelo de operador postal público con empresa especializada en paquetería es un modelo de éxito en otros países”, en clara referencia a los correos alemán DP y el francés La Poste. Será un modelo de éxito en Alemania y en Francia, pero no en España, que desde luego no ha seguido este manual. Aquí, para ser más rigurosos, no se ha seguido modelo alguno para poner un pica más allá de nuestras fronteras. DP ha llegado a ser la multinacional de la logística y el transporte que es hoy tras comprar gigantes como la transitaria Danzas, el courier DHL y el operador Exel, además de diferentes compañías locales.

Se podrá estar o no de acuerdo con el modelo alemán, pero lo cierto es que el camino seguido por DP no se parece en nada al de Correos. Sin embargo, hay algo en lo que España sí puede imitar a Alemania. Cuando este último entra en un negocio que no es rentable, lo vende y se marcha, que es lo que ha hecho DP en el caso de la red de paquetería nacional de DHL Express France. Lo mismo tenía que haber hecho hace tiempo Correos con Chronoexprés.

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