reportaje  | 

Radiografía del Transporte de contenedores en el Puerto de Valencia

Juguete roto, negocio en ruina


El transporte de contenedores en el puerto de Valencia sigue atrapado entre la tiniebla de la intermediación, la distorsión en los precios y el desequilibrio del import-export.

Las tinieblas de la intermediación, la distorsión en los precios y el desequilibrio del import-export sigue atrapando en una nebulosa al negocio del transporte de contenedores en el puerto de Valencia. El sector, que creció un 4% en 2010, sigue debilitado por su frágil talla empresarial, la morosidad y por el impacto del coste del combustible

“Somos un sector atomizado y destrozado. Hay empresas que cogen un cliente y crecen un tirón en un año, pero en el conjunto estamos viviendo un desastre”, destaca un flotista sobre la evolución del negocio del transporte por carretera de contenedores en el puerto de Valencia. “Somos un juguete roto, un negocio en ruina”, según coinciden en señalar varios empresarios consultados por TRANSPORTE XXI. La crisis de la importación, con una bajada media del 15 por ciento en los volúmenes al cierre del segundo cuatrimestre de 2012, está suponiendo el principal contratiempo para un negocio que vive la inestabilidad económica y el bajón del consumo de España en primera persona. La reducción de las importaciones ha supuesto en los últimos ocho meses la pérdida de más de 56.000 viajes respecto al mismo periodo de 2011, suponiendo el peor dato para el negocio de los últimos cuatro años.

La situación sólo está contrarrestada por el buen momento que viven las exportaciones, con un aumento del 19 por ciento, lo que ha generado 75.000 viajes más en los dos primeros cuatrimestres respecto al año pasado, si bien, los precios no permiten una rentabilidad acorde al esfuerzo. La mejoría en los volúmenes import-export no llega al 2,5 por ciento a lo largo de 2012. “Estamos en ruina, mantenemos una estructura de flota porque nos interesa para dar vida a nuestras transitarias, pero examinando detenidamente las ventas y el margen comercial de cada empresa no hay aumento”, afirma un empresario. Además, advierte que “la mayoría de empresas está en derribo, se ha reducido flota y no hay crecimientos, sólo apatía y distorsión”.

El lastre viene de 2009, un año dramático para el conjunto del sector con una caída media en la facturación del 22 por ciento. En 2010 y 2011 el negocio mantuvo la pérdida de su tradicional alegría. La dinámica cambia y se trastorna. Se activan expedientes de regulación de empleo, las empresas reducen flota y se despiden a chóferes para refugiarse en los ‘cómodos precios’ de los autónomos y entre el mundo de las agencias se instaura el drama de los procesos concursales que terminan por liquidar varias compañías. La principal consecuencia es un roto en el bolsillo de decenas de transportistas autónomos afectados. Un empresario adscrito a la asociación ELTC, mayoritaria en la dársena valenciana, advierte que “hoy sin hacer trampas no se gana dinero. No podemos navegar así, o todos tramposos o todos limpios”, señalando que “el mercado está abatido, los precios que se cobran siguen por debajo de los costes y la intermediación es salvaje”.

Flotistas y agencias aumentaron en 2010 sus ventas en un 4%

Otro flotista destacado matiza que “este año es del de ‘no cobro, no cobro’, la morosidad es un gran problema para todos nosotros. Los dilatados plazos de pago suponen financiar a nuestros clientes”. Este empresario indica que “se está generando una inmensa bola de nieve. Vemos como enganchan a las agencias y ellas hacen lo mismo con sus autónomos, que van a la calle”. El precio medio del sector se está situando en 2012 en 0,80 euros el kilómetro, según las diversas fuentes consultadas por TRANSPORTE XXI, “un precio fuera de mercado, un dumping brutal, un desastre mayúsculo para todos”, explica un empresario flotista, que reconoce que “el cliente nacional está terminando por destrozar al transportista; hoy todos aprietan, porque el cargador o el transitario para salvarse intenta matar al que tiene al lado y se equivocan”.

Un operador consultado por este periódico indica que “el transitario aprieta al transportista, los precios han evolucionado a peor con el aumento del coste del combustible”, advirtiendo que “vivimos una situación interna de desgaste. Hoy no sabría decir un precio medio de un viaje entre el puerto de Valencia y la zona centro, pero seguro que hay empresas y autónomos que están trabajando por debajo de 500 euros en un ida y vuelta. Ese es un precio con el que hoy sólo se puede rodar perdiendo mucho dinero”. Por último, un empresario flotista con intereses en el negocio transitario se pregunta: “¿Hay empresas en el puerto de Valencia trabajando por encima de un euro/km?”, para advertir que “empieza a haber autónomos que dando precios por debajo de costes no pueden ni pagar el seguro del camión”.

COMPETENCIA BRUTAL
La competencia es brutal. Cada contenedor tiene cien ofertas diarias en un mercado atomizado, pendiente de los volúmenes que ofrecen las consignatarias de armadores como MSC y Maersk, las dos principales navieras del puerto valenciano. Un mercado en el que aterrizan de improviso operadores de otros sectores sin de actividad, como la construcción o el portavehículos. En este sentido, un transitario con intereses en firmas de transporte indica que “durante este tiempo he tenido incluso que liberar del transporte a mis transitarias para que lo hagan otros, porque ellos me hacían un precio un 50 por ciento más barato que yo. No lo entiendo.

ELTC y Transcont advierten de la “situación crítica” del sector en Valencia

Yo voy a coste. Se me queda cara de idiota”. Por su parte, hay quien en Valencia dirige sus críticas al colectivo de autónomos. Un flotista consultado afirma que “las empresas están hoy trabajando en dumping y perdiendo dinero. Subcontratando al autónomo lo que se está haciendo es matarle, le están sacando el dinero del bolsillo”, matizando que “si no hubiera autónomos, el precio subiría más rápido”. Por su parte, un consignatario con intereses en el transporte afirma que “sin tanta presión del colectivo de autónomos se morirían todas aquellas empresas que trabajan por debajo de costes, porque cuando cogen a un autónomo, lo machacan. Nunca pierde la empresa, hacen perder al autónomo y así se está distorsionando el mercado”.

APRENDER A DECIR ‘NO’
El autopatrono también critica el negocio. Transcont-Valencia, principal asociación de autónomos del puerto, denuncia la situación que vive el colectivo. Advierten que “hay que aprender a decir no” y matizan que “hay que dejar de tener miedo a perder viajes por decir ‘no’ a trabajar por debajo de costes”. Transcont afirma que “hay que compartir los viajes, por lo que hemos acordado que los que tengan faena, ayudarán a los que no la tengan, cediendo órdenes”. Por su parte, la asociación ELTC denuncia que “la mayoría de las empresas está al límite de sus posibilidades económicas y el sector está en situación crítica”, advirtiendo que el negocio sigue en un proceso de ajuste, despidiendo conductores, parando vehículos y reduciendo la necesidad de colaboración con otras empresas y autónomos. La patronal destaca que “cada vez se paga menos por un viaje. Los precios son especialmente ruinosos a Madrid, Alicante y Castellón”.

Competencia debe resolver el expediente abierto antes del próximo enero

ELTC advierte que “una buena parte de consignatarios y transitarios parecen querer vivir ajenos a esta realidad, ignoran las subidas del combustible o las obligaciones legales en cuanto a los plazos de pago”. Hay que recordar que el negocio, a través de sus principales asociaciones, tienen un expediente de la Comisión Nacional de la Competencia “por presunta fijación de precios y de las condiciones comerciales o de servicio, en el reparto de mercado, así como en la limitación o control de la producción” por los acuerdos alcanzados en mayo de 2010. El expediente de oficio, no hay una denuncia presentada, fue abierto en junio de 2011. La CNC deberá resolverlo, como muy tarde, antes del próximo mes de enero. Mientras, el negocio tiende a la concentración, bien con la adquisición de compañías, bien por la desaparición de firmas de minúscula talla. Y es que el sector sigue vivo, porque pese a la fuerte ralentización y el desequilibrio del tráfico importexport, hay empresas que siguen apostando por crecer.

La inversión no es ajena a los problemas de financiación, pero continúa activada, aunque es cierto que la edad de la flota está subiendo, según destacan empresarios consultados. Firmas como Transportes Alonso, Chema Ballester, Copitrans, Salom y Syrtrans han renovado parte de sus flotas en este periodo, porque “si quieres contar en el futuro, o te renuevas o mueres”. Este empresario matiza que “nunca he comprado los camiones con alegría, pero hoy tengo que hacerlo con una prudencia tremenda. La flota te da el poder de ejecutar el trabajo”.

LOS GRANDES CRECEN MUCHO MÁS
A tenor de los datos de volumen de negocio del centenar de empresas domiciliadas en Valencia y especializadas en acarreo de contenedores, el negocio mejoró en 2010 sólo un 4 por ciento sus ventas, con una facturación global de 257 millones de euros, lejos del máximo histórico 315 millones de 2008. El margen de rentabilidad de la actividad es escaso y las inversiones se hacen hoy con cuentagotas, aunque la evolución del negocio ha sido más llamativa entre los diez primeros flotistas que en el conjunto del sector, al lograr aumentar sus cifras en un 14 por ciento en 2010. Los diez primeros del negocio agrupan ventas por 98 millones de euros, el 38 del conjunto del sector analizado.

Para centrar la lupa sobre el negocio, el Departamento de Estudios y Documentación de TRANSPORTE XXI ha eliminado del informe (ver cuadro superior) a varios operadores que aún estando adscritos a la asociación ELTC, sus ventas por acarreo de contenedores son mínimas, por lo que su cifra de facturación desvirtuaría este trabajo. El lector curioso debe saber que las ventas de cada mercantil son globales y no se reducen sólo a su actividad en Valencia, además de que no figuran compañías como Cotransa, con buena parte de su actividad en la dársena valenciana, por tener su razón social en Barcelona.

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