La llegada del ancho de vía internacional, el puerto seco en el Corredor del Henares, la concesión de la terminal de La Boella en el interior de la dársena y la ZAL, actuaciones claves para el despegue.
El Puerto de Tarragona toma posiciones en el transporte intermodal y dará el salto cuando confluyan tres actuaciones clave entre 2023 y 2024: la llegada del ancho de vía internacional (UIC), la entrada en funcionamiento del puerto seco en el Corredor del Henares (PortTarragona Terminal Guadalajara-Marchamalo) y la concesión de la Terminal Intermodal de la Boella, infraestructura ferroviaria ya construida en el interior de la dársena, que ha solicitado la joint venture CTC, liderada por BASF.
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La dársena movió 762.071 toneladas por tren en 2021.[/caption]
Además, será una realidad la ZAL, lo que “nos permitirá tener más músculo para la carga general”, señaló recientemente Genoveva Climent, directora Comercial y Desarrollo de Negocio de la Autoridad Portuaria.
El Corredor Mediterráneo “nos posicionará como nodo estratégico hacia el centro peninsular en ancho ibérico y hacia el sur en UIC”. Y ser nudo de cambio de anchos puede generar “oportunidades de trenes multicliente”, añadió.
Otra actuación estratégica es el puerto seco en el Corredor del Henares, cuya primera fase está a punto de culminar y que enlazará con la segunda. PortTarragona Terminal Guadalajara-Marchamano “nos posicionará en Madrid”.
La tercera infraestructura clave es la explotación de la Terminal Intermodal de La Boella, que CTC condiciona a la llega del UIC, prevista para 2023. El objetivo es que la terminal alcance una actividad de 118.000 UTIs anualmente en los primeros cuatro años de funcionamiento. El puerto de Tarragona movió 762.071 toneladas por ferrocarril en 2021, lo que generó 1.315 circulaciones. Ello supuso un incremento del 13,4 por ciento en relación a 2020.