El récord en tráficos siderúgicos, por la captación de flujos de Gonvarri y Celsa, y el servicio de 'short sea shipping' de Ekol contribuyen al incremento de este tipo de flujos.
La carga general ha sido tradicionalmente la asignatura pendiente del puerto de Tarragona, que lleva años apostando por este tipo de flujos. Unos esfuerzos que están empezando a dar resultado. [caption id="attachment_131776" align="alignleft" width="600"]
Josep Maria Cruset presentando ayer los resultados.[/caption]
La dársena catalana cerró el pasado ejercicio logrando un récord histórico en mercancía general convencional con 2,28 millones de toneladas movidas, el 48 por ciento más que en 2020 y el 28 por ciento más que en 2019.
Contribuyó a este resultado el tráfico siderúrgico, que alcanzó "cifras históricas doblando volúmenes", hasta las 815.372 toneladas, señaló ayer Josep Maria Cruset, presidente de la Autoridad Portuaria, en la presentación de los resultados. Y ello debido a que Gonvarri ha escogido el puerto de Tarragona como puerta de entrada del sur de Europa para sus productos y la dársena catalana ha pasado a ser uno de los puertos que utiliza Celsa para sus exportaciones.
En contenedores, el balance ha sido 54.758 TEUs movidos, el 25,3 por ciento más que en 2020 y el 14,3 por ciento más que en 2019. En este caso, el culpable es el servicio de short sea shipping de Ekol entre el enclave y Turquía.
El tráfico siderúrgico de Gonvarri y el servicio de Ekol han generado, a su vez, el incremento del tráfico ferroviario de la dársena catalana, a lo que también ha contribuido la recuperación de la operativa ferroviaria para el transporte de pasta de papel. Se operaron 1.315 trenes en el enclave el año pasado, el 15 por ciento más que en 2020.
El presidente de la Autoridad Portuaria apuntó que el tráfico de carga general dará un salto significativo a medida que entre en funcionamiento PortTarragona Terminal Guadalajara-Marchamalo, el que será su primer puerto seco en el Corredor del Henares, comience la explotación de Terminal Intermodal de la Boella, en el interior del recinto portuario, y ya se puedan empezar a instalar empresas en la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), lo que ocurrirá entre los años 2023 y 2024.
Por encima de previsiones
El puerto de Tarragona cerró el pasado ejercicio con 31,16 millones de toneladas movidas, "por encima de los 30 millones que habíamos previsto". Ello supone un incremento del 18,3 por ciento respecto a 2020, sin llegar a los 33,3 millones de 2019. Los graneles líquidos, su principal tráfico, sumaron 21,2 millones de toneladas, el 15,4 por ciento más que en el ejercicio anterior e igualando flujos prepandemia. Los graneles sólidos generaron 7,7 millones de toneladas, el 19,5 por ciento más que en 2020, pero un 20 por ciento por debajo con respecto a 2019.
El Puerto de Tarragona tuvo unos ingresos de 53,23 millones de euros, frente a los 49,4 millones de 2020 (57,2 millones en 2019). El resultado de explotación alcanzó los 4,2 millones de euros, triplicando el de 2020, pero sin llegar a los 5,5 millones de 2019. El cash flow sumó 24,8 millones de euros (22,1 millones en 2020 y 23,9 millones en 2019), "lo que nos da garantías de que se harán las inversiones previstas".
Josep Maria Cruset destacó que Tarragona "es el puerto que más creció de los 10 más grandes" del sistema portuario español y "hemos superado ampliamente los objetivos que nos fijamos".