Salda con un avance del 2 por ciento el tráfico total, hasta los 34,4 millones de toneladas, y creciendo el 5 por ciento en contenedores, con 1,7 millones de TEUs, el primer semestre.
El puerto de Barcelona ha registrado un tráfico total de 34,4 millones de toneladas durante el primer semestre del año, lo que supone un crecimiento del 2 por ciento en relación con el mismo periodo de 2018.
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La presidenta y el director del puerto en una anterior presentación.[/caption]
Se trata de un avance que
contrasta con el incremento de dos dígitos que ha tenido la dársena catalana durante los últimos años. No obstante, “supone la consolidación de unos crecimientos extraordinarios”, señaló ayer Mercè Conesa, presidenta de la Autoridad Portuaria, en la presentación del balance. Se abre una nueva etapa “con incrementos moderados que tendremos los próximos años de acuerdo con la evolución de la economía mundial”. De cumplirse las previsiones de los responsables portuarios, se producirá un repunte de crecimiento significativo en 2023.
El avance registrado en el primer semestre del año se debió sobre todo al tráfico de contenedores, que aumentó el 5 por ciento, hasta los 1,7 millones de TEUs, y de graneles líquidos, que crecieron el 6 por ciento, con 8,3 millones de toneladas. La otra cara de la moneda, los graneles sólidos que saldaron el ejercicio con un descenso del 7 por ciento, hasta los dos millones de toneladas. Hubo dos culpables sobre todo, las exportaciones de cemento y las importaciones de habas de soja.
Dos tráficos estratégicos para la dársena catalana, las autopistas del mar y los vehículos, han cerrado el semestre con resultados negativos. En el primer caso, el descenso, del 2 por ciento (75.811 UTIs), ha sido coyuntural “por la reducción de capacidad”, señaló José Alberto Carbonell, director general, en referencia a la línea de Grimaldi entre Barcelona y Civitavecchia. La naviera ha modernizado los dos ferris gemelos que cubren este servicio, que fueron sustituidos temporalmente por unidades más pequeñas. Los responsables portuarios prevén que los flujos de
short sea shipping cierren en positivo este ejercicio.
El descenso del tráfico de vehículos (-9 por ciento) no es coyuntural, “todos los países de la zona euro están en tasa negativa”, añadió José Alberto Carbonell. Esta actividad en los muelles refleja el descenso de las matriculaciones en el mercado español, así como la menor producción en las plantas de automoción.
En cuento a los resultados económicos, ha registrado un cifra neta de negocio de 85,5 millones de euros, el 2 por ciento menos. Una bajada debida al impacto en los ingresos del descenso de unas tasas que no se había producido durante el primer semestre de 2018, argumentó Mercè Conesa. Los beneficios bajaron el 25 por ciento, hasta los 21,3 millones de euros. En este caso, impactaron gastos extraordinarios como el dragado general de la dársena y la provisión de fondos ante la sentencia contraria a los intereses del puerto por el derrumbe parcial del muelle Prat en 2007. El
cash flow sumó 47,6 millones de euros y una bajada del 2 por ciento. Las previsiones de la Autoridad Portuaria es cerrar el ejercicio en positivo.
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