El Cetmo, que ha dibujado el eje, evalúa el proyecto de red viaria, ferroviaria, centros logísticos y aeropuertos en una inversión anual de 4.250 millones hasta el año 2035.
El tránsito de buques entre países del sur de Europa y del norte de África justifica que el Corredor Mediterráneo no muera en Algeciras y tenga continuidad en el Corredor Multimodal Transmagrebí, a juicio del Cetmo (Centro de Estudios de Transporte para el Mediterráneo Occidental), que lidera el proyecto. Este eje “es la continuación lógica del Corredor Mediterráneo porque las relaciones comerciales son innegables”, señala Òscar Oliver, director general del organismo, a TRANSPORTE XXI. El Corredor Multimodal Transmagrebí es prioritario para el denominado GTMO 5+5 (Grupo de Ministros de Transportes del Mediterráneo Occidental), cuya secretaría ejerce el Cetmo. Este grupo está integrado por los responsables ministeriales de los cinco países del sur de Europa (Francia, Italia, Malta, Portugal y España) y los cinco del Magreb (Argelia, Libia, Mauritania, Marruecos y Túnez). Los intercambios comerciales entre ambas orillas del Mediterráneo se concretan en 37 millones de toneladas transportadas en dirección sur y 60,5 millones a la inversa anualmente. España es el principal país de los cinco europeos, tanto en flujos de importación como de exportación, y Argelia es su homólogo en la otra orilla. El Cetmo ha realizado el trabajo equivalente al de la Comisión Europea con las redes transeuropeas dibujando el Corredor Multimodal Transmagrebí, que está formado por una red de carreteras, infraestructura ferroviaria, puertos, plataformas logísticas y aeropuertos. Se trata de un ambicioso proyecto que contempla obras ya ejecutadas, hechas y que se tienen que modernizar o únicamente planificadas. Se deben superar obstáculos políticos (la frontera terrestre cerrada entre Marruecos y Argelia) u orográficos (como la conexión también terrestre entre Argelia y Túnez). Además, no es un problema menor la falta de expertos en gestión de infraestructuras en estos países. Sin duda, el mayor reto para que sea una realidad el corredor es su coste. Un total de 72.284 millones de euros son necesarios para completarlo, según cálculos del Cetmo. Lo que es lo mismo, invertir 4.250 millones de euros anualmente hasta 2035. Para el Cetmo, la obtención de recursos pasa por la colaboración público-privada. La entidad hace el papel de “acompañar a los países para facilitar contactos con instituciones financieras internacionales o potenciales empresas privadas interesadas”. A pesar de las barreras, el resultado más tangible del proyecto “es la propia definición del corredor pese a las diferencias políticas”, añade Òscar Oliver. El Cetmo, creado en el año 1985, es una organización que promueve la cooperación en materia de transporte entre ambos lados del Mediterráneo. Ni presupuestada La unión física entre España y Marruecos a través del Estrecho de Gibraltar no está ni presupuestada. Y ello debido a que todavía no se ha encontrado la solución técnica, lo que ha impedido evaluar su coste. Y es que la orografía del Estrecho es más compleja que la del Canal de la Mancha. El Cetmo ha firmado recientemente un convenio con las dos sociedades estatales de España y Marruecos, respectivamente, que están realizando estudios sobre la viabilidad del enlace fijo en el Estrecho. El objetivo del convenio es colaborar para recopilar, analizar y difundir aspectos socioeconómicos relacionados con las infraestructuras de transporte y los tráficos entre Europa y África.