Aunque estos flujos bajaron en 2017, la tendencia del mercado es que crezcan las importaciones de cereales para cubrir las necesidades de exportación del sector.

El puerto de Tarragona canalizó 4,5 millones de toneladas de tráficos agroalimentarios (cereales, piensos y harinas) el año pasado, lo que supone un retroceso del 4,4 por ciento en relación a 2016. Una evolución negativa debida a un primer semestre malo, que no compensó la buena marcha del segundo. Tan buena que, paradójicamente, la instalación portuaria no dio abasto y se desviaron puntualmente buques graneleros a Barcelona y Castellón a finales del año pasado. Esta situación ha hecho saltar las alarmas en la Autoridad Portuaria, que ha creado un grupo de trabajo  específico para mejorar la logística asociada a este tráfico que consolide a Tarragona como el primer puerto español en estos flujos. Y más ante las expectativas de crecimiento de las exportaciones de los fabricantes españoles de pienso, lo que es una oportunidad para la entrada de cereal por la dársena catalana para su elaboración. Además de la propia Autoridad Portuaria, el grupo de trabajo está formado por representantes de los estibadores, las terminales, importadores y clientes finales. “Trabajamos en diferentes medidas para ganar más espacio para almacenar el producto agroalimentario e introducir la tecnología para agilizar las entregas”, señaló Josep Andreu, presidente de la Autoridad Portuaria, durante la presentación de los resultados. Además, “juega un rol importante la estiba”, que debe “proporcionar recursos y flexibilidad”. De cumplirse las previsiones que maneja la Autoridad Portuaria, el tráfico agroalimentario se recuperará con un crecimiento sobre el 10 por ciento, hasta los cinco millones de toneladas, en 2018. En los próximos años, “podemos ganar millón o millón y medio de toneladas más”. El puerto de Tarragona movió un total de 34 millones de toneladas de mercancías el año pasado, el 7,8 por ciento más que en 2016, superando el doble del crecimiento previsto (3 por ciento). Los graneles líquidos fueron los que registraron un mejor comportamiento con un avance del 8,7 por ciento, hasta los 22 millones de toneladas, mientras que los sólidos aumentaron el 5 por ciento (9,5 millones de toneladas). Aunque la carga general se incrementó el 4,3 por ciento, la exclusivamente contenerizada cayó el 28,9 por ciento. La Autoridad Portuaria destinó 1,2 millones de euros a bonificaciones el año pasado. Los ingresos netos (descontadas las bonificaciones) ascendieron a 57,4 millones de euros en 2017, el 9,75 por ciento más que en 2016. El Etbida sumó 32,6 millones de euros (+14,79 por ciento). El cash flow se situó en 31,5 millones (+20,69 por ciento), “lo que nos da capacidad para hacer inversiones”, señaló el presidente de la Autoridad Portuaria. El resultado del ejercicio fue de 10,4 millones de euros con un crecimiento del 70,49 por ciento. Esta evolución de los beneficios “refleja el buen comportamiento de la diversificación que atrae tráficos de alto valor añadido que nos mejora el rendimiento”, añadió. La Autoridad Portuaria llegó a diciembre con una deuda de 57,3 millones de euros, el 4,5 por ciento menos que en el mismo mes de 2016. Y ello supone que el ratio de endeudamiento se quedó en el 13 por ciento.