Las tecnologías basadas en velas para reducir el consumo de combustible y emisiones, empleadas por más de 50 buques, proyectan equipar a una flota de más de 3.000 para 2030.
Los sistemas de navegación asistida por el viento (WAPS en inglés), como las velas de rotor, de succión, de alas, así como las cometas, están captando un creciente interés a medida que la industria naviera se enfrenta a unas normativas cada vez más estrictas sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), conforme al objetivo de lograr la descarbonización marítima para 2050.
[caption id="attachment_170419" align="alignleft" width="600"]

Bound4blue equipará a cinco buques de Maersk Tankers con su tecnología de velas de succión.[/caption]
Los desarrollos WAPS ya proporcionan unos ahorros anuales de combustible de entre el 5 y el 20 por ciento en los buques, según ponen de manifiesto los armadores, operadores y fabricantes que abordan dicha tecnología, lo que se traduce en reducciones de las emisiones de GEI en la misma proporción.
La adopción de la propulsión eólica en la flota mundial ha ganado en intensidad a partir de 2021.
Así, un total 52 buques ya navegaban, a principios de este año, con el apoyo del viento, y otros 97 barcos de nueva construcción se encontraban en la cartera de pedidos, según refleja el libro blanco “Cómo puede ayudar WAPS a cumplir la normativa sobre gases de efecto invernadero”, publicado en 2025 por DNV.
En la misma dirección inciden desde la Asociación Internacional de Buques de Viento (IWSA). Sus previsiones son “superar a finales de este ejercicio el centenar de barcos equipados con propulsión eólica para, posteriormente, duplicarla, como mínimo, interanualmente, para situarse en una flota de más de 3.000 buques para 2030.
La evolución en los últimos años ha demostrado que la adopción de WAPS no se limita a determinados tipos de buques. Así, el reequipamiento, que concentra sobre el 75 por ciento de la actual flota equipada con propulsión eólica, “puede realizarse técnicamente en casi cualquiera que ofrezca suficiente espacio en cubierta y un flujo de aire sin obstrucciones, incluso si no fue diseñado originalmente para alojar velas”, destacan desde DNV.
Sin embargo, la sociedad noruega de clasificación resalta que, junto con un trazado eficaz en las rutas meteorológicas, las nuevas construcciones representan una oportunidad mayor para mejorar el potencial de reducción de consumo de combustible”.
En su informe expone que “al incorporar WAPS en las fases de diseño y construcción, los nuevos buques logran un rendimiento superior, a través de cascos específicos, mejora de la aerodinámica, la integración de sistemas sin fisuras y la alineación de las características estructurales que permiten aprovechar plenamente la fuerza del viento”.
Los buques cisterna junto con los de carga general se sitúan entre los segmentos que más encargos demandan de sistemas de propulsión eólico, según reflejan los datos manejados por DNV y Clarkson.
La empresa española Bound4blue se encuentra entre las más activas con las velas de succión, a través de su sistema eSAIL.
Por su parte, la británica BAR Technologies apuesta por la tecnología de velas rígidas con su desarrollo WindWings. Para impulsar la fabricación, el pasado año cerró un acuerdo con Windwaves (la nueva denominación de Nervión Naval Offshore), filial del grupo Amper.
Otro fabricante referente en WAPS es el neerlandés Econowind con su vela eólica de acero VentoFoil, inspirada en la tecnología aeronáutica.
Además, la finlandesa Norsepower y la británica Anemoi Marine Technologies impulsan las velas de rotor.
En la tecnología de vela de alas se sitúan la francesa Oceanwings, y la sociedad conjunta entre Alfa Lavel y Wallenius, que desarrolló Oceanbird. Otras propulsiones eólicas han sido las cometas diseñadas por Airseas, o el sistema de vela hinchable WISAMO de Michelin.
Más información en la última edición impresa de Transporte XXI.