Opinión  | 

De milongas o mentiras

José Luis Martínez Lázaro. CEO & Owner Carmelo Martínez Rodríguez (CMR) 

La aduana de Melilla sigue cerrada “a cal y canto” a día de hoy después de haberse celebrado la reciente reunión de alto nivel

El 1 de agosto de 2018, Marruecos decidió unilateralmente bloquear las importaciones por la única aduana terrestre de España y de Europa, que estaba operativa desde 1959, a petición de Marruecos; y, sin embargo, siguió exportando por esa misma aduana hacia Melilla -sin ningún problema ni cortapisa por parte de España- áridos, material de construcción, pescados, mariscos, frutas y verduras, entre otras mercancías, hasta que con el cierre fronterizo por la pandemia en marzo de 2020 se interrumpieron todos los tráficos de mercancías.

Nuestro Gobierno no tuvo ninguna reacción diplomática, más allá del anuncio de la creación de una Comisión “técnica” entre las Direcciones Generales de Aduanas de ambos países. Comisión que califiqué como absurda, pues no había ni hay razones técnicas que impidan este tránsito de mercancías, como nos reconoció en 2019 la propia directora general de Aduanas de España. Por supuesto, nada de pedir apoyo a la Unión Europea, como hizo hace unos meses cuando Argelia bloqueó las importaciones desde España.

En estos casi cinco años de bloqueo injustificado, que incumple los Tratados de buena vecindad suscritos con España y varios Tratados internacionales, el daño experimentado por la economía melillense es muy alto. Las cifras del tráfico portuario de 2017 y las de 2022 reflejan esta realidad. El tráfico en contenedor casi ha desaparecido y la mercancía general se ha reducido en más del 50 por ciento. Las operaciones de estiba de tráfico “lo-lo” no se realizan desde principios de 2019. Los déficits de explotación de la Autoridad Portuaria se solucionan gracias al Fondo de Compensación, pero los de las empresas y los perjuicios a sus trabajadores que operábamos en los muelles… ¿quién los compensa?

El 7 de abril de 2022, el presidente de nuestro Gobierno -desde Rabat- nos ilusionó a los melillenses con el acuerdo alcanzado con Marruecos para el restablecimiento de la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías. Le creímos. En septiembre del pasado año, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares -desde Nueva York- anunciaba la reapertura de la aduana comercial para enero y el 7 de enero de este año, el mismo ministro aseguraba que la reapertura de la aduana de Melilla se produciría como estaba previsto antes de la cumbre con Marruecos, para la que en esa fecha faltaba una semana. Luego se retrasó hasta el 2 de febrero. Y le creímos…

Y llegó el día 27 de enero y se llevó a cabo una primera prueba de una expedición comercial de exportación con una furgoneta conteniendo unos bastidores metálicos montados en Melilla y calificada como “hito histórico” por nuestro Gobierno. Parece ser que las 36.000 expediciones de exportación y las 45.000 de importación efectuadas desde 2010 a julio de 2018 no les debían parecer suficientes “pruebas” ni a nuestro Gobierno ni a los vecinos. El paripé de tal “hito histórico” -que no reapertura- no fue más que una milonga, pues la aduana de Melilla sigue cerrada “a cal y canto” a día de hoy después de haberse celebrado la reciente reunión de alto nivel (RAN).

Para colmo, la justificación dada por el ministro Albares, tras la celebración de la RAN, de que la aduana de Melilla va a estar operativa -sin fecha determinada, claro- de forma gradual y progresiva y que ya se ha creado una comisión para desarrollar una nueva hoja de ruta, nos pone los pelos de punta. Se oye hablar de una aduana “regional” y de una lista de productos que van a ser los únicos que se permitan transitar por nuestra aduana, Todo lo relativo a la reapertura de la aduana ha sido una milonga, cuando no una mentira.

Por otra parte, los empresarios de Melilla llevamos seis años esperando que el Gobierno apruebe el RD que permita aplicar la bonificación al transporte de mercancías aprobada por la Ley 3/2017 de los PGE 2017 y que en la posterior Ley 6/2018 se estableció que fueran de aplicación a los transportes realizados desde 1 de enero de 2016. En Canarias y Baleares ya la vienen disfrutando desde hace años. Y, en Melilla, no, simplemente porque al Gobierno no le ha dado la gana de hacerlo en todo este tiempo. Otra milonga más…

Y aún nos siguen pidiendo los políticos que sigamos confiando en su palabra.