Opinión  | 

Desafíos portuarios

Alberto Camarero Orive. Profesor de la Universidad Politécnica de Madrid

Arranca un nuevo año, que esperamos que sea el de la recuperación, si bien somos conscientes de que no va a ser tarea fácil

El sector transporte se ha visto muy afectado por la crisis que llevamos viviendo desde la pandemia de 2020, pero sería injusto no destacar su compromiso y decisión para mantener una actividad económica que no nos arrastrara más a la ruina y, sin embargo, parece olvidado por nuestros políticos y dirigentes.

Respecto al sector portuario, tras un descenso de sus tráficos en 2020, 2021 ha sido el año de la recuperación. Nuestros puertos y toda la comunidad portuaria han dado muestras de una madurez envidiable, manteniendo su actividad, a pesar de las duras condiciones de trabajo y de las medidas higiénico-sanitarias a las que han tenido que hacer frente e, incluso, en muchos casos mejorando los rendimientos respecto de períodos anteriores.

Este nuevo año, el sector estrena un nuevo Presidente con amplia experiencia en el sector y gran solvencia técnica, en el que están puestas muchas ilusiones.

Como ha comentado en recientes declaraciones, el principal objetivo de su mandato va a ser la aprobación y puesta en marcha del nuevo Marco Estratégico del sistema portuario de titularidad estatal, que tras treinta años de la aprobación de nuestro modelo portuario, se hace totalmente necesario.

Muchos de nuestros puertos han pasado de ser nodos de una cadena logística multimodal y global a constituir una red de puertos conectados, inteligentes, sostenibles, seguros y resilientes, donde la competitividad ha pasado a ser un factor determinante para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo, agresivo, centralizado y global.

Así, nuestros puertos son actualmente centros de actividad económica, hub energéticos fundamentales para nuestra independencia energética, centros de innovación que dan cabida a verdaderos laboratorios de empresas emergentes centradas en la innovación y centros de economía circular que hacen de la sostenibilidad una bandera a defender.

En este sentido, son muchos los desafíos portuarios a los que se va a enfrentar el sector en los próximos años. El desarrollo de la digitalización, la innovación a todos los niveles, la seguridad y protección, la sostenibilidad en todos sus pilares y la transparencia, por citar los más importantes, son ya una realidad en todos nuestros puertos que van a seguir desarrollándose con fuerza e ilusión por parte de nuestros puertos, y donde Puertos del Estado debe velar, guiar y acompañar su desarrollo e implantación. La oportunidad es única, ya que la previsión de inversión pública y privada de más de 11.000 millones de euros hasta el año 2025 debe ser utilizada como una palanca que ayude a la consecución de los desafíos portuarios.

Pero no debemos olvidarnos de la gobernanza de nuestros puertos, aspecto que también está considerado en el Marco Estratégico, y que debe evolucionar hacia un modelo que permita desarrollar todas nuestras capacidades como sistema portuario de interés general y el desarrollo del modelo territorial, compitiendo con nuestros puertos vecinos, europeos y no europeos, evitando inútiles competencias internas y fortaleciendo el papel del Estado como garante del desarrollo de una actividad económica, comercial, social lo más eficiente posible. Si fuera necesario redefinir el concepto de puerto de interés general, este es el momento de hacerlo, y si hay que definir una nueva relación con las Autoridades Portuarias de Ceuta y Melilla, cuyas especiales características están fuera de toda duda, debe hacerse sin más dilación.

Es el momento de que todos empujemos en la misma dirección, dejemos protagonismos localistas y sectarios, y aprovechemos la gran oportunidad que tenemos para definir adecuadamente el futuro de España y de nuestros puertos.