Fomento acató la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia, que anula la composición del Comité Nacional y obliga a repetir el proceso de renovación llevado a cabo en 2005, en la sección de internacional, pero lo cierto es que no la ha cumplido. Un sinsentido que ha llevado a la Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic), que preside Pere Padrosa, a solicitar la ejecución judicial de la citada resolución.
Todo parece indicar que la Dirección General de Transporte Terrestre pretende acelerar la próxima renovación del Comité, prevista en un principio para finales de 2009, para no tener que reconocer que durante la renovación de hace cuatro año favoreció a Fenadismer en perjuicio del resto de patronales y quedar, de este modo, retratada. Un flaco favor para el que dice que es el “único órgano de interlocución válido ante el Ejecutivo”, que con este tipo de actuaciones pierde crédito a borbotones y parece cada vez más el cortijo de algunas asociaciones profesionales que un lugar destinado a la defensa de los intereses del sector.
De hecho, sorprende que no haya habido voces críticas en el seno del Comité tras hacerse pública la resolución judicial, clara y contundente, lo que demuestra la catadura moral de estas susodichas organizaciones, que han preferido agachar la cabeza y mirar hacia otro lado. El mensaje es doblemente preocupante.
Por un lado, el Comité, cada vez más alejado de la realidad del sector, importa poco o más bien nada, incluso para las propias patronales que habitan en su seno, salvo, por lo que se ve, para Astic, que inició hace ya más de tres años una cruzada encaminada a aportar mayor transparencia al proceso de renovación de este órgano, que se realiza cada cuatro años. Por otro, el Ministerio de Fomento puede seguir pergeñando un Comité ajustado a sus intereses, porque, aunque las asociaciones que se sientan atropelladas recurran el proceso, la sentencia, aún siendo favorable, llegará tarde.
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