Opinión  | 

El futuro está en la economía azul

Alberto Camarero Orive. Profesor de la Universidad Politécnica de Madrid 

La Economía Azul nos enseña que cualquier residuo, tanto material como energético, puede ser el origen para desarrollar una nueva actividad económica

La Economía Azul o Blue Economy es un nuevo modelo de desarrollo económico que se basa en la regeneración. Según Gunter Pauli, este modelo persigue conseguir el correcto funcionamiento de los ecosistemas respetando la trayectoria evolutiva, para de esta manera ser capaces de nutrirnos del conocimiento, abundancia y adaptación de la naturaleza. En la situación actual, cuando se produce un residuo que no puede seguir utilizándose para otro proceso productivo se desecha, desperdiciando así grandes cantidades de recursos potenciales y malgastando energía.
La Economía Azul nos enseña que cualquier residuo, tanto material como energético, puede ser el origen para desarrollar una nueva actividad económica que genere empleos e ingresos, ayudando al desarrollo de la sociedad. Por tanto, se trata de una respuesta clave, tanto al desafío medioambiental, como al desafío económico de la escasez.

El espejo en el que se mira la Economía Azul es el mundo natural. Los ecosistemas se encuentran en un equilibrio asombroso donde no se malgasta ningún recurso, el residuo producido por un ser vivo es la materia prima para otro, y donde la energía requerida es extraída de la física. En palabras de Pauli, “al pasar de una percepción lineal a una concepción cíclica regenerativa, también podemos remodelar nuestros comportamientos y prácticas para asegurar que se satisfagan las necesidades básicas de todos y que nuestro planeta azul, con todos sus habitantes, progrese hacia un futuro óptimo”.

En la actualidad, cuando se habla de Economía Azul se hace desde una perspectiva transversal, ligada profundamente a los sectores económicos marítimos. Se busca el desarrollo de estos sectores productivos costeros desde un punto de vista sostenible, social, económico y medioambiental, de tal forma que las actividades humanas desarrolladas deban de ser gestionadas para garantizar la salud de los océanos y salvaguardar la productividad económica (European Commission, 2021). El desarrollo de esta economía es llevado a cabo a través del Crecimiento Azul, que se define como una iniciativa a largo plazo de apoyo al crecimiento sostenible de los sectores marinos y marítimos. Se remarca la posibilidad de aprovechar el potencial de los mares y océanos como motores de la economía europea a través de la innovación y el crecimiento (Comisión Europea, 2012).

Además, la Unión Europea identifica los siguientes 14 sectores que se agrupan en dos grandes grupos:

– Sectores ya establecidos o tradicionales: recursos marinos vivos, recursos marinos inertes, energías renovables marinas, actividades portuarias, construcción y reparación de buques, transporte marítimo y turismo de costa.

– Sectores emergentes: energía oceánica, biotecnología, desalación, minería marítima, defensa, seguridad y vigilancia marítima, investigación y educación e infraestructuras.

Ante esta situación, España con 7.905 kilómetros de costa está en una posición idónea para el desarrollo de todas las actividades relacionadas con la economía azul, cuyos sectores emplean actualmente más de 900.000 personas y generan un valor añadido bruto de 33.000 millones de euros. Estos datos hacen que España se sitúe en primera posición a escala europea, tanto en valor añadido (19 por ciento del total de la UE) como en empleos (21 por ciento del total de la UE).

Llegados aquí, parte de nuestro futuro debe basarse en el mar, en nuestro mar al que hemos estado tradicionalmente unidos y, hacer de la Economía Azul el centro de las actividades portuarias y marítimas presentes y futuras. De esta manera seremos capaces de lograr un gran desarrollo económico, social y ambiental, mejorando la calidad vida de las generaciones futuras.

Estamos ante un gran reto, no podemos desaprovechar la oportunidad.