Editorial  | 

El TS marca las líneas rojas en la estiba

El Supremo redefine el equilibrio entre libertad económica y concertación laboral, recordando que los pactos sectoriales no pueden saltarse las reglas del juego.

El V Acuerdo Marco de la Estiba ha pasado el filtro del Supremo. El Alto Tribunal respalda el modelo español, pero no concede un cheque en blanco a la patronal Anesco y a los sindicatos que negociaron el acuerdo. Es más, marca con claridad las líneas rojas.

La reciente resolución supone un alivio para el sector. El Supremo valida el núcleo del V Acuerdo y concluye que “cumple esencialmente con Europa, sin dejar desprotegidos a los estibadores”. Se cierra así un largo periodo de inseguridad jurídica iniciado por la sentencia del Tribunal de Luxemburgo en 2014 y las exigencias liberalizadoras de la CE. Pero la validación del sistema no es incondicional. La sentencia anula una serie de cláusulas relevantes del V Acuerdo, entre ellas, algunas relativas a la financiación obligatoria de los CPE o al papel de la Comisión Paritaria en la organización del trabajo, que considera “no acordes con el Derecho Europeo y la legalidad interna”. En román paladino, el modelo tiene base legal, pero algunos artículos se salían del carril.

La corrección apunta, aunque sin nombrarlo, al papel central que ha jugado el sindicato mayoritario Coordinadora en la redacción del acuerdo. Esta organización no pierde su protagonismo, pero sí recibe una advertencia sobre las fronteras legales del intervencionismo sindical en un entorno económico cada vez más competitivo. La Comisión Paritaria, que había funcionado como órgano supervisor de las relaciones laborales portuarias, ve restringidas sus funciones. La organización del trabajo vuelve a estar en manos de la empresa y sus trabajadores, no de terceros actores.

Asoport, patronal minoritaria que impulsó el recurso, tiene motivos para celebrar la resolución, ya que “confirma que Anesco y Coordinadora firmaron un documento con cláusulas ilegales”. Anesco también puede hacer una lectura positiva, ya que “el fallo avala el actual modelo laboral de la estiba”. Pero la resolución no da una victoria absoluta a ninguna de las partes. El Supremo ha hecho algo más difícil y valioso: redefinir el equilibrio entre libertad económica y concertación laboral, recordando que los pactos sectoriales no pueden saltarse las reglas del juego.

El V Acuerdo Marco sobrevivirá, pero ya no será el mismo. Y lejos de ser un problema, puede ser el punto de partida de una nueva fase más madura. Porque la estiba necesita estabilidad, sí, pero también seguridad jurídica.