Editorial  | 

Estiba en transición

Coordinadora tiene un doble desafío: preservar los derechos conquistados y, al mismo tiempo, liderar una transformación que deje atrás inercias del pasado.

La estiba en España afronta un punto de inflexión. Tras una década marcada por reformas normativas, litigios y complejas negociaciones con Bruselas, el sector debe avanzar con decisión hacia un modelo laboral plenamente liberalizado, competitivo y sostenible. No hay margen para ambigüedades ni pasos atrás.

En este escenario, Coordinadora, sindicato mayoritario en el sistema portuario, ha confirmado en su reciente congreso en Tenerife su voluntad de afrontar los desafíos del nuevo ciclo con responsabilidad, visión y cohesión interna. La reelección unánime de Antolín Goya como coordinador general garantiza continuidad, pero también abre una etapa que exige una renovación profunda, empezando por el relevo generacional.

Con un 50 por ciento de la actual plantilla próxima a la jubilación, el recambio no puede improvisarse. Es imprescindible un plan ambicioso de formación, cualificación y atracción de nuevos perfiles. La estiba ya no es solo fuerza física: exige competencias técnicas, adaptación tecnológica y visión sistémica. Coordinadora, consciente de ello, ha asumido el reto con una estrategia que combina organización, profesionalización y compromiso de futuro. Pero el cambio no puede quedarse en lo interno. Las políticas medioambientales europeas, como las tasas verdes, están alterando las rutas marítimas y redefiniendo la competitividad portuaria. La respuesta pasa por puertos más sostenibles, más tecnológicos y también más abiertos a la competencia. La liberalización no es una opción: es una condición para asegurar la viabilidad del modelo portuario en un entorno global.

España necesita una estiba moderna. Superar los privilegios históricos no es precarizar, sino adaptarse. La liberalización implica modelos laborales más ágiles, transparentes y eficientes. Y también exige altura de miras por parte de las empresas: aprovechar la apertura del mercado no para recortar derechos, sino para mejorar el servicio, invertir en capital humano y construir un entorno verdaderamente competitivo y justo. Coordinadora tiene un doble desafío: preservar los derechos conquistados y, al mismo tiempo, liderar una transformación que deje atrás inercias del pasado. El futuro exige un modelo flexible, abierto y sostenible.