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La descarbonización como oportunidad

“Una península ibérica conectada en movilidad, logística, energía y redes digitales tiene un potencial de desarrollo económico sin precedentes”, resaltó el presidente de Repsol en el Foro Luso-Español.

La necesidad de una visión conjunta y una relación privilegiada entre España y Portugal resultarán claves para que el proceso de descarbonización se convierta en una oportunidad inmejorable para ambos países. Así se puso sobre la mesa en el marco del Foro Luso-Español, celebrado ayer en Portugal bajo la organización de la Fundación Corell, Fundación Repsol y la Confederación Empresarial de Portugal (CIP).

Antonio Brufau, presidente de Repsol, durante su intervención en el Foro Luso-Español, organizado por la Fundación Corell, Fundación Repsol y CIP.
Antonio Brufau, presidente de Repsol, durante su intervención en el Foro Luso-Español, organizado por la Fundación Corell, Fundación Repsol y CIP.

“Una península ibérica conectada en movilidad, logística, energía y redes digitales tiene un potencial de desarrollo económico sin precedentes”, destacó Antonio Brufau, presidente de Repsol. Para Brufau, España y Portugal tienen que ser “referentes en un proceso de transición energética sostenible e inclusiva en la Unión Europea”.

El presidente de Repsol recordó que entre ambos países se movieron 30,6 millones de toneladas de mercancías en 2019, de las que el 71 por ciento lo hicieron por carretera, el 23 por ciento por vía marítima y tan solo un 6 por ciento por ferrocarril. Además, la península es “una plataforma continental clave en las rutas europeas con América, África y Asia”, añadió.

Sin embargo, “existen riesgos” como la debilidad de las conexiones ferroviarias y la posición física periférica respecto al resto de Europa, según apuntó. Por eso, el objetivo debe ser “integrar los grandes nodos logísticos de la península ibérica y potenciar las conexiones a través de los Pirineos, limitadas a dos únicos pasos en la actualidad”, aseguró Brufau.

“Es preciso influir en Europa para que se limiten estos cuellos de botella actuales en las infraestructuras de transporte”, insistió el presidente de Repsol. Además, en el ámbito de la movilidad “no hay una solución única” para la transformación energética, “sino diferentes tecnologías que van a ser utilizadas en este proceso”, remarcó. España y Portugal “tienen que estar más unidas que nunca, respetando y no negando el motor de combustión interna”, concluyó.

Retos

Marcos Basante, presidente de Astic y de la Fundación Corell, se refirió al transporte por carretera como “elemento vertebrador común” entre España y Portugal. El sector tiene ante sí el reto de la transición energética, ante el que “se abren una gran cantidad de oportunidades, pero también lleva aparejados retos”.

Basante reclamó “políticas que sean coherentes y realistas con la situación que tenemos en este momento” y abogó por “el principio de neutralidad tecnológica”. En esta línea, lamentó las políticas que “priorizan unas fórmulas de transición energética frente a otras, lo que nos preocupa”. Y es que “todos los modelos deben tener cabida, porque tener camiones de hidrógeno es inviable a 15 años vista y los vehículos eléctricos solo son una realidad para el reparto capilar”, refrendó.

Imagen de una de las mesas redondas del Foro Luso-Español.
Imagen de una de las mesas redondas del Foro Luso-Español.

El presidente de Astic apuntó que todos los días cruzan las distintas fronteras de los países de la UE más de 250.000 camiones y que las empresas de transporte “vamos a seguir invirtiendo en mejorar nuestro sector, ayudando así a la economía”. En este sentido, “en los últimos años, el sector del transporte ha reducido un 93 por ciento sus emisiones”, apostilló.

El presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, señaló que “la transición energética no es un relato ideológico, sino de competitividad tecnológica e industrial”. Para el directivo, es imprescindible conseguir “la máxima permeabilidad con Europa en las infraestructuras viarias, ferroviarias y energéticas”. Por eso, “hoy es más importante que nunca la cooperación ibérica”, lo que permitirá “defender con más fortaleza una posición común en la agenda europea y en los ámbitos de decisión europeos”, matizó.

López Atxurra advirtió que la ampliación de la UE ha provocado “un escoramiento hacia el este del interés estratégico y nosotros quedamos ahora en la periferia de la periferia de la visión euroasiática”. En este sentido, “España y Portugal ocupan una posición relevante en los flujos de materias primas procedentes de Latinoamérica y África para la transición energética y digital”, recordó.

Interconexiones

Salvador Galve, presidente de la Asociación Alianza Corredores.eu, también se sumó a “la magnífica oportunidad” que representa el proceso de descarbonización para el sector. “Somos una alianza de la sociedad civil con una idea clara: desarrollar redes de transporte europeas en la península ibérica y fortalecer sus interconexiones con Europa”, afirmó.

Galve recordó que España y Portugal, que tienen un PIB conjunto similar al de Italia “tienen solo dos pasos transfronterizos con Europa, mientras que Italia tiene siete”. Para Galve, “que la península ibérica esté unida en red es lo que tenemos que conseguir”.

El presidente de la Asociación Nacional de Transportistas Públicos de Mercancías por Carretera de Portugal (Antram), Pedro Polonio, reclamó que la Unión Europea fomente más el transporte por carretera, “que es lo contrario de lo que está haciendo”. Polonio advirtió que los transportistas ibéricos están lejos del centro de Europa y eso también se debe tener en cuenta a la hora de diseñar las políticas de transformación energética.

En esta misma línea, el presidente de Confebus, Rafael Barbadillo, insistió en que “tenemos que utilizar todas las energías disponibles para poder hacer la transición energética de nuestras flotas”.

Susana Val, directora de ZLC, por su parte, hizo hincapié en el proceso de diversificación de proveedores en la cadena de suministro, lo que ofrece a España y Portugal “una gran oportunidad por su posición privilegiada como puerta de entrada de mercancías de Latinoamérica, a lo que sumará en los próximos años África como nuevo almacén global”.

A su vez, el presidente del puerto de Lisboa y Setúbal, Carlos Correia, puso el foco en la inversión en infraestructuras logísticas en la Península, principalmente en las conexiones ferroviarias con los puertos ibéricos, lo que permitirá “ampliar su hinterland con el centro de Europa”.