Estiba, punto y seguido
Los tribunales, que ya tumbaron el IV Acuerdo Marco, tendrán la última palabra.
Los tribunales, que ya tumbaron el IV Acuerdo Marco, tendrán la última palabra.
Transportistas y cargadores tienen que abrir un tiempo nuevo, centrándose en los puntos en común, muchos más que sus diferencias, alejando de una vez los fantasmas de movilizaciones.
Desterrar el motor de combustión obligará al tejido empresarial a realizar fuertes inversiones para renovar las flotas en un momento de incertidumbre, ante la falta de un marco regulatorio.
No parece muy lógico que desde un despacho de Nuevos Ministerios se tome una decisión burocrática que ponga en peligro la viabilidad de las empresas transportistas y provoque fuertes críticas por parte de la propia industria eólica.
La transición que se diseña en Europa deberá ser flexible y cómoda para no abrir paraísos portuarios junto a las fronteras comunitarias.
Las empresas ferroviarias, operadores y transportistas que se suben al tren no están muy convencidos del resultado final de la iniciativa ‘Mercancías 30’.
Es de esperar que de este nuevo ecosistema de colaboración público-privada, la carga aérea en España saque el máximo partido posible, disparando la conectividad de los grandes aeródromos españoles con el resto de mercados internacionales.
Combinándolo con los ‘ecoincentivos’, se está más cerca de conseguir atraer de verdad a las empresas de transporte por carretera hacia el ferrocarril.
El Ministerio, por lo menos de palabra, es consciente de que el transporte “es un sector imprescindible” y ha empatizado, que no es poco.
La ayuda representa un balón de oxígeno para un negocio con muchas dificultades para crecer.
Los números revelan que hay margen para realizar reducciones generalizadas en las tasas, pero Puertos del Estado no es partidario.
Un requisito que enfría las expectativas es el modelo de gestión compartida que propone la pública.
Los transportistas que asaltaron durante más de veinte días las carreteras arrancaron sus camiones en peores condiciones que cuando pararon.
En poco tiempo, el modelo saltará, porque lo que bendice el V Acuerdo Marco, que va más allá del lógico límite legal, es un sistema exclusivo del pasado.
Harían bien los transportistas autónomos en leerse la letra pequeña de los acuerdos alcanzados, porque sus reivindicaciones ya están recogidas.
La pública sigue presa de unos costes estructurales muy elevados y se ve duramente castigada cuando no es capaz de elevar los tráficos.
Uno de los puntos de fricción entre transportistas y cargadores es la prohibición de la participación de los conductores en la carga y descarga.
El origen del problema arrancó con el envejecimiento de la plantilla de conductores de Renfe, lo que ha provocado que la reposición de esas plazas en los últimos años esté siendo bastante elevada.
Se mantendrá la incertidumbre legal en un sector donde sigue siendo difícil que las empresas puedan organizar libremente sus recursos humanos.
Solo se cambia una ley para garantizar paz social y un convenio
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