Opinión  | 

Plástico responsable

José María Carrasco. Director general de Cartonplast Ibérica

El reto no está en prescindir del plástico, sino en repensar su diseño, uso y gestión

Cuando se habla de sostenibilidad, el plástico suele aparecer en el centro de la polémica. Su asociación con la contaminación de mares y vertederos ha ocultado, en muchos casos, su papel como material versátil, ligero y duradero que puede aportar grandes mejoras a la eficiencia y sostenibilidad de la cadena de suministro si se utiliza de forma responsable e innovadora. El reto, por tanto, no está en prescindir del plástico, sino en repensar su diseño, uso y gestión para maximizar sus beneficios y reducir el impacto ambiental.

En el contexto actual, la logística y la gestión de envases se enfrentan a un doble reto: reducir costes operativos y, al mismo tiempo, cumplir con las exigentes normativas medioambientales europeas y locales. Por ejemplo, el nuevo reglamento PPWR sobre envases y residuos de envases de la UE, que establece requisitos más estrictos en cuanto a la reutilización y reciclabilidad de los embalajes empleados en toda la cadena de valor, está marcando ya un camino hacia la mejora de la circularidad de los envases y la optimización de los recursos. Y aunque en muchos ámbitos industriales se plantea reducir el uso de plásticos y microplásticos, en determinados sectores este material puede ser parte de la solución en lugar del problema.

Un ejemplo claro es el uso de bandejas, intercaladores, cajas y palets plásticos retornables en sectores como la automoción o la alimentación, donde la durabilidad y facilidad de limpieza se traducen en ciclos de uso más prolongados, menor generación de residuos y mayor eficiencia operativa. En el ámbito de la logística industrial, más concretamente, el transporte de vidrio en vacío desde el productor hasta el envasador, presenta desafíos singulares vinculados a su peso, fragilidad y a la necesidad de optimizar el proceso logístico. Tradicionalmente, el uso de soportes de madera o cartón ha sido la norma; sin embargo, estos materiales presentan limitaciones en términos de durabilidad, higiene, eficiencia económica y sostenibilidad medioambiental. En este sentido, su sustitución por modelos de embalaje plástico retornable -lo que conocemos como modelo pooling, en que un operador externo se encarga de la gestión, control, limpieza y circulación de los intercaladores o palets para las empresas de transporte- ya está demostrando ser una alternativa más eficiente y sostenible. El empleo de estos elementos plásticos aporta ventajas evidentes: su ligereza respecto a materiales tradicionales reduce el peso total de la carga, lo que repercute en menores consumos de combustible y, por tanto, en una disminución de emisiones de CO2 durante el transporte. A ello se suma la resistencia mecánica del plástico, que protege mejor el producto transportado (hablamos concretamente del vidrio) frente a vibraciones y golpes, reduciendo la tasa de roturas, eliminando contaminaciones cruzadas de madera o cartón, y optimizando el aprovechamiento de la carga en cada trayecto.

A modo de ejemplo, se calcula que el uso de estos modelos plásticos de palets en modelo pooling puede reducir el impacto ambiental, con hasta un 30% menos de emisiones de CO2, y un 67% menos de consumo de agua durante todo el ciclo de vida del producto respecto a la madera.

Además, a diferencia de alternativas como la madera, que tienden a deteriorarse más rápidamente y requieren sustituciones frecuentes, los palets plásticos mantienen su integridad estructural durante ciclos de uso prolongados que pueden llegar hasta los 150 usos (frente a los 7-14 de media del palet de madera). Y al finalizar su vida útil pueden ser reciclados y reincorporados en la fabricación de nuevos soportes, evitando la necesidad de gestionar los residuos y cerrando el círculo de la economía circular. El esquema de uso compartido y circular de los embalajes que propone el modelo pooling evita que cada empresa deba adquirir, utilizar y gestionar sus propios soportes y amplifica las ventajas del plástico en este sentido. De esta manera, los envases retornables circulan de forma continua entre fabricantes de vidrio, envasadores y distribuidores, garantizando un alto índice de rotación y evitando la infrautilización de dichos activos. Así, lejos de ser un simple sustituto del palet de madera, o el intercalador de cartón, estas innovaciones pueden llegar a suponer un cambio estructural en la forma de gestionar los recursos logísticos, demostrando que la sostenibilidad medioambiental puede ir de la mano de la eficiencia económica, cumpliendo al mismo tiempo con la normativa europea (PPWR). La digitalización y el uso de tecnologías como el RFID también están potenciando la sostenibilidad del plástico en la cadena de suministro. Mediante sistemas RFID integrados en los palets plásticos es posible monitorizar y controlar la trazabilidad de los propios elementos industriales de transporte y de la mercancía que transportan de forma automatizada.

El plástico puede ser parte de la solución en la transición hacia cadenas de suministro más eficientes y sostenibles, siempre que se prioricen el ecodiseño, la reutilización y el reciclaje. En la logística, este material bien gestionado demuestra que la sostenibilidad medioambiental, la eficiencia económica y el cumplimiento de la legislación pueden avanzar de la mano, impulsando modelos más circulares y competitivos.