Opinión  | 

Re-pensar, re-visar y re-diseñar

José María Carrasco. Director general de Cartonplast Iberia

Es esencial abordar una medición responsable y profesional de la Huella de Carbono de nuestra actividad logística, industrial y técnica

Los consumidores no siempre son conscientes de todos los pasos que recorre un botellín de cerveza o un tarro de conservas desde la fábrica (y antes aún, desde el desarrollo y producción del envase y embalaje) hasta el momento en que lo disfrutan. Y lo que es más importante, que el camino que recorre cualquiera de estos productos que podamos encontrar en un supermercado al realizar nuestra compra semanal, o en un restaurante o bar al celebrar un evento con amigos, genera, en mayor o menor medida, una Huella de Carbono y por tanto un impacto en el medio ambiente.

Cada uno de los actores de la cadena de suministro, desde los productores a los transportistas, pasando por el resto de industrias auxiliares como empaquetado, paletizado… somos conscientes de los mil y un aspectos que debemos considerar para ser eficientes desde un punto de vista económico, de responsabilidad social y también, cada vez más, medioambiental.
Para abordar este último punto de manera solvente y consciente hemos de dedicar todo nuestro esfuerzo en re-pensar, re-visar y re-diseñar todas y cada una de las fases y momentos por los que pasa el producto, y hacerlo a todos los niveles (no solo el área de I+D o de eco-diseño). En especial en un momento de cambio (y de oportunidades) tan profundo como el estamos atravesando ahora mismo.

¿Plástico para ser más eficientes?
Un detalle que puede parecer pequeño en todo ese camino de la cadena de suministro pero que juega un papel fundamental en el cómputo total de la huella de carbono son los intercaladores de polipropileno que se utilizan en el proceso de paletizado y transporte de envases de vidrio desde la vidriera hasta la planta de envasado, y que sirven de base y amortiguador de posibles golpes cuando se transportan (especialmente en vacío, hasta la planta envasadora). El hecho de que estén realizados en plástico reciclado y reutilizable -con las ventajas añadidas de higiene, seguridad y ahorro que ello conlleva-, supone también una ventaja medioambiental frente otras alternativas como el cartón, mucho más frágil, fácil de contaminar y cuyo tratamiento y reciclado resulta más costoso.

Una de sus ventajas más visibles es que, puesto que son reutilizables, aportan agilidad, precisamente, en uno de los principales retos del proceso: el ámbito logístico, sumándose y aportando a otras iniciativas del sector como la optimización de rutas a través de masa crítica de transporte, la mejora de las rotaciones, la cercanía al fabricante y la utilización de flotas de vehículos con combustibles alternativos como GNC o hidrógeno. Todo ello permite, por un lado, ahorros en los costes de transporte (tan importantes en este momento inflacionario o con falta de disponibilidad de transporte), y por otro (casi más importante y el tema que nos ocupa) una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Además, y en este mismo contexto de mejora de la eficiencia, los agentes del sector deben revisar y rediseñar todos aquellos procesos productivos e industriales que son intensivos en consumos de energía (electricidad, gas…) y reevaluar si son realmente necesarios, si se pueden abordar de otra forma o simplemente reubicar. Sirva nuestro humilde caso como ejemplo: en los últimos meses, siguiendo un proceso exhaustivo de análisis de procesos, hemos llegado a identificar ahorros en consumos eléctricos de hasta un 20% en nuestras tres plantas de la Península. Es algo que, bien auditado y tratado, puede ponerse en práctica en la mayoría de las empresas y, si me apuran, también de los hogares. Paralelamente es fundamental, si no lo hemos hecho ya, abordar una inversión decidida en todas las opciones de generación de energía (en especial electricidad), a través de la instalación de paneles fotovoltaicos, huertos solares y eólicos, geotermia…, que a nivel industrial permitan aprovechar todos los recursos naturales renovables.

Lo estamos viendo todos los días en la prensa, y es un camino sin retorno al que todos debemos unirnos. Y es que solo lo que se mide, se conoce y se puede controlar. Abordar una medición responsable y profesional de la Huella de Carbono de nuestra actividad logística, industrial y técnica, es esencial para poder evaluar e iniciar Plan de Acción a futuro, que permita mejorar el impacto de toda la cadena de suministro.

Tal vez muchos de estos proyectos fueran descartados por razones económicas hace años y, si bien es cierto que conllevan una inversión importante, debemos pensar en el futuro. Ahora son más necesarios que nunca desde todos los puntos de vista: ambientales, económicos y de RSC.