tribuna libre  | 

A propósito del ‘Prestige’

Estimado Sr. Director:

El Sr. Luis Figaredo, a quien no conozco personalmente ni su nombre figura en bibliografía académica o científica alguna, ha publicado el periódico “TRANSPORTE XXI”, de 15 de marzo de 2010, un articulito inferior a 500 palabras titulado Cuando el río suena …, donde afirma: “Se dice que la ignorancia es atrevida. Ignacio Arroyo, en un alarde de atrevimiento, dedica un artículo menor (de los que no aportan nada, vamos) al Prestige titulado Para este viaje no se necesitan alforjas: el caso Prestige. Comentario de la Sentencia de 2 de enero de 2008 de la Corte del Distrito Sur de Nueva York”. A partir de aquí, el resto es un ejercicio (rectius, intento) de descalificaciones personales.

Tacha mi trabajo de “panfleto”. Sitúa mi competencia profesional de abogado por debajo de la suya y de otros colegas, que por cierto no cita, llegando a decir “no les llega ni al Disco Plimsoll”. En definitiva, juicios impropios del mundo en el que nos movemos los que creemos en el respeto personal, la cortesía hacia el compañero, la sana crítica, la distinción entre la obra científica y la defensa de intereses partidistas, por citar algunos valores vulnerados por el Sr. Figaredo. Es cierto que tengo por norma dialogar sólo con personas que respetan los valores mínimos anteriores, por dos razones principales.

Porque situados en la bajeza, yo perdería siempre pues ellos tienen más experiencia. Y porque, de verdad, no tengo ninguna experiencia en esas lides tóxicas: en 40 años de vida académica es la primera vez que sufro una, presunta, descalificación semejante. Sin embargo, voy hacer una excepción contestando, añadiendo que, al menos por mi parte, no habrá réplica. Y seré breve, pues no merece más atención. En primer lugar, quiero recordarle al libelista que ignorante no es el que no sabe -como él dice- sino el que habla sin saber.

Y eso es lo que le sucede al Sr. Figaredo: debería saber que una publicación científica como es el Anuario de Derecho Marítimo, donde se publica mi criticado trabajo, se edita anualmente como su nombre indica, y en cada tomo, colaborando al menos una treinta de autores, muchos procedentes de otros idiomas y con temáticas heterogéneas, no se puede sincronizar la fecha de la firma de los artículos con la fecha de la edición. Y el desfase es mayor según la fecha en que el libro llega a manos del lector. Su articulito y sus críticas son impertinentes porque mi artículo lo redacté y lo firmé meses antes de la fecha en que se pudo conocer la sentencia que da pie a todos sus exabruptos y que, según el Sr. Figaredo, debí conocer.

Lamento que el Sr. Luis Figaredo, cuyo nombre es el de un ilustre desconocido en la producción bibliográfica científica sobre Derecho Marítimo, intente dar lecciones a quienes desinteresadamente, éste es mi caso en el asunto “Prestige”, pretendemos arrojar algo de luz frente a quienes, como él reconoce, tienen acceso puntual y privilegiado a una información que les llega por formar parte del equipo de profesionales a quienes, por lo visto, el Gobierno del Reino de España ha confiado la defensa.

Por lo demás, con una estrategia procesal altamente discutible, a pesar de que por el momento la Corte de Apelación, reconociendo la jurisdicción norteamericana en el asunto ‘Prestige’, haya revocado la sentencia del Juez Federal del distrito Sur de Nueva York. Pero mal que le pene al libelista, en el camino de vuelta, y de momento, las alforjas no están llenas, pues no hay sentencia sobre el fondo. Hace casi dos lustros que naufragó el ‘Prestige’, tantos como ustedes pleiteando.

Y gracias a su capacidad técnica, las arcas españolas siguen sin recaudar un dólar de los posibles responsables, y usted a eso le llama volver con las arcas llenas. Y termino, ¿podría aclararnos el Sr. Figaredo que criterios de objetividad, méritos, capacidad y transparencia, empleó el ejecutivo del Reino de España a la hora de incluirle en el equipo encargado de la defensa?

Le deseo lo mejor y le agradezco de antemano me remita una copia de la citada sentencia, que a buen seguro comentaré, aceptando el riesgo de ser leída extemporáneamente. Pero eso sí, le ruego que lo haga con otro estilo, más educación y un poco de indulgencia.

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