Portulanos  | 

Cambio de ciclo

Estamos ante un punto de inflexión, por lo que debemos ser conscientes y prepararnos para ese futuro diferente

El tráfico agregado del conjunto de los puertos españoles está cambiando de tendencia. Estamos ante un punto de inflexión, por lo que debemos ser conscientes y prepararnos para ese futuro diferente. En 2009, el tráfico total era de 413 millones de toneladas. En 2019, aún a falta de las estadísticas oficiales, se superarán los 575 millones. En una década, hemos alcanzado un crecimiento próximo al 40 por ciento. Llevamos tiempo, por tanto, instalados en una tasa anual media sostenida del 3,36 por ciento. En los próximos años, no se prevé mantener este ritmo. Iremos hacia ratios de crecimiento mucho menores, estancamiento o retrocesos, según los segmentos.

Por un lado, existen condicionantes globales. Se percibe ya una desaceleración de la economía. Se han rebajado las expectativas de crecimiento. Esto contendrá el desarrollo de nuestras importaciones y exportaciones. Además, en el conjunto del tráfico internacional, se necesitarán menos operaciones de transbordo para prestar los servicios demandados, por la optimización de rutas. Para otros tipos de flujos, en los graneleros energéticos, por ejemplo, también se prevé una evolución hacia una peor perspectiva. Además, existen otras causas más específicas que afectarán al futuro de los puertos. Son conocidas las fuertes inversiones en infraestructuras portuarias y equipos de manipulación, que se están desarrollando en países cercanos: Tánger-Med, Sines, Gioia Tauro, etc. Mientras, algunos de nuestros grandes proyectos no terminan de despegar.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que nuestros costes operativos medios en las terminales son superiores comparados con otros enclaves competidores. En este contexto, recordemos que el 40 por ciento de nuestros tráficos de contenedores utilizan los puertos españoles en tránsito, siendo movimientos con una mayor vulnerabilidad frente a otros puertos competidores.

¿Qué podemos hacer ante este escenario? En primer lugar, deberíamos hacer un buen diagnóstico. Y no caer en autocomplacencia o exceso de triunfalismo, en base a los resultados pasados. Pero, sobre todo, tenemos que centrarnos en políticas que, a través de unas adecuadas inversiones y costes, nos permitan mejorar nuestra productividad y competitividad.