Opinión  | 

Del papel a la realidad

Ana Solá. CEO de Cinesi

El transporte de mercancías ante la nueva Ley de Movilidad Sostenible

La reciente aprobación de la Ley de Movilidad Sostenible por parte del Congreso de los Diputados es, sin duda, una buena noticia para el sector. Después de años de espera, por fin contamos con un marco legal que reconoce la movilidad como un derecho y la sitúa como una prioridad estratégica de país. Pero el hecho de tener una ley no significa que los cambios vayan a llegar solos.

En el caso del transporte de mercancías, el desafío es especialmente complejo. La nueva ley reconoce su papel dentro del sistema de movilidad, con avances importantes como el impulso a la multimodalidad o la mención específica al transporte ferroviario. Pero estos principios, por sí solos, no transforman la realidad. La logística de mercancías requiere inversiones sostenidas, soluciones tecnológicas y una colaboración real entre administraciones, operadores y empresas. Solo así será posible traducir el marco legal en cambios tangibles sobre el terreno.

Uno de los avances de la ley es el lugar que otorga al transporte ferroviario de mercancías, reconocido como una palanca clave para reducir emisiones, ganar eficiencia energética y mejorar la competitividad del sistema. También es una vía directa para descongestionar las carreteras y reducir el riesgo de siniestralidad, al desplazar parte del tráfico pesado al tren.
Estos son argumentos que el sector viene defendiendo desde hace años y, aun así, la cuota del ferrocarril en el transporte de mercancías en España sigue siendo muy baja en comparación con otros países europeos. Si queremos que el ferrocarril gane peso real en la cadena logística, harán falta decisiones valientes: inversión sostenida, planificación coordinada y medidas que lo hagan competitivo y a la vez colaborativo con la carretera, no solo por razones ambientales, sino también por eficiencia y costes.

Digitalización e intermodalidad

Uno de los aspectos clave que recoge la nueva ley es la necesidad de avanzar en la digitalización del transporte de mercancías. No solo para agilizar trámites, sino para unir sin fisuras toda la cadena, desde el transporte de larga distancia hasta la distribución urbana.

Hoy por hoy, la logística multimodal sigue siendo un reto. Sin sistemas que hablen entre ellos y sin datos compartidos, no es posible construir una cadena logística eficiente y bien coordinada. La ley apunta bien al reconocer el papel de los nodos logísticos como piezas estratégicas, pero esos nodos solo serán útiles si están integrados en un sistema más amplio, tanto a nivel físico como digital.

Digitalizar no es solo modernizar; es dar al sistema herramientas para adaptarse mejor, aprovechar recursos y responder con agilidad a lo que cada territorio necesita.

Logística urbana

La ley consolida el marco normativo de las Zonas de Bajas Emisiones, y eso supone un antes y un después para la logística urbana. Las ciudades ganan margen para reducir el tráfico y redefinir el espacio público, pero las empresas que operan en ellas tendrán que adaptarse con rapidez.

La distribución urbana se enfrenta a una transformación profunda: renovación de flotas, rediseño de rutas, adaptación de procesos y búsqueda de soluciones más eficientes para llegar a destino. Al mismo tiempo, se abren oportunidades para modelos más sostenibles, como la microconsolidación de mercancías o el uso de vehículos ligeros para la última milla.

En resumen, la nueva Ley de Movilidad Sostenible sienta las bases para un cambio necesario en el transporte de mercancías. Reconoce su papel estratégico y abre la puerta a un sistema más eficiente, conectado y con menor impacto urbano. En los próximos meses será clave cerrar definitivamente su tramitación parlamentaria, para dotarla de plena seguridad jurídica y convertirla en una herramienta sólida sobre la que construir.

Pero una ley, por sí sola, no transforma la realidad. La responsabilidad es compartida: administraciones, operadores y empresas deberán traducir este marco en inversiones, acciones concretas y soluciones útiles para el día a día.

Con visión, colaboración y compromiso, este puede ser el punto de partida de una logística más moderna, más justa y preparada para el futuro.