Laura Salvador. Railway Sales Executive de Capgemini España
Cuando la ingeniería virtual acelera la movilidad sostenible
El sector ferroviario afronta una transformación que va más allá de la liberalización de servicios o de la competencia entre operadores. Durante décadas, el desarrollo de nuevos trenes y la modernización de infraestructuras ha estado marcado por procesos largos, rígidos y costosos. La homologación de un nuevo modelo puede prolongarse más de cinco años, frente a los menos de dos que necesita la industria del automóvil para lanzar un nuevo vehículo. En un momento en que Europa exige acelerar la transición hacia un transporte descarbonizado y competitivo, el ferrocarril no puede permitirse mantener estos ritmos. La respuesta está en la ingeniería digital, que abre la puerta a una nueva forma de concebir, fabricar y operar trenes.
El uso de gemelos digitales, simulaciones avanzadas y diseño basado en modelos permite recrear virtualmente cada detalle de un tren o de una infraestructura antes de su construcción física. Esto significa que los ingenieros pueden probar, validar y optimizar el rendimiento en entornos virtuales, anticipando problemas y reduciendo de manera drástica los tiempos y costes asociados al desarrollo. Este enfoque no solo acorta plazos, sino que también incrementa la fiabilidad y seguridad de los proyectos. La posibilidad de someter un tren a pruebas de millones de kilómetros virtuales antes de circular por la vía real acelera la innovación y acerca al sector ferroviario al estándar de otras industrias altamente digitalizadas.
La automatización de procesos es otra de las palancas que está cambiando las reglas del juego. En la construcción y mantenimiento de trenes, los sistemas digitales posibilitan la integración en una misma plataforma en toda la cadena de valor: desde el diseño de componentes hasta la logística de suministro, pasando por la coordinación de los equipos de ingeniería y producción. La interoperabilidad entre sistemas, gracias a plataformas digitales compartidas, facilita que los diferentes actores involucrados -fabricantes, proveedores, operadores y administraciones- trabajen sobre un mismo flujo de información actualizado en tiempo real. Esto reduce duplicidades, evita errores y acelera la puesta en marcha de los proyectos.
La aplicación de estas tecnologías no se limita a los trenes, sino que alcanza también a la mejora de la infraestructura ferroviaria. La digitalización de redes facilita monitorizar en tiempo real el estado de las vías, la catenaria o los sistemas de señalización. Gracias a sensores distribuidos y a algoritmos de análisis de datos, es posible anticipar fallos y planificar intervenciones de mantenimiento con mayor precisión. De este modo, la infraestructura se convierte en un elemento “inteligente”, capaz de aportar información continua sobre su estado y necesidades. Esta visión de red conectada y proactiva es esencial para garantizar la seguridad, reducir las interrupciones del servicio y optimizar el uso de recursos públicos.
La ingeniería digital también permite avanzar en la integración de nuevas tecnologías de propulsión. Europa está impulsando proyectos de trenes de hidrógeno, baterías híbridas y, en el futuro, fuentes de energía renovable aplicadas directamente a la movilidad ferroviaria. El diseño virtual y la simulación aceleran la validación de estas soluciones, lo que resulta clave para cumplir con los objetivos de descarbonización del transporte marcados para 2050. Aquí, la capacidad de la industria ferroviaria para experimentar en entornos digitales será determinante: cuanto más ágil sea el proceso de diseño, más rápida será la introducción de trenes de cero emisiones en las redes europeas.
No obstante, este cambio no es únicamente tecnológico, sino también cultural. Así, la industria ferroviaria debe evolucionar de un modelo centrado en la construcción de activos físicos a un enfoque digital, más colaborativo y orientado a servicios. Esto implica apostar por la capacitación de los profesionales en herramientas digitales, fomentar la interoperabilidad entre países y reforzar la colaboración público-privada en innovación. El talento especializado en ingeniería digital será tan crítico como la inversión en infraestructuras para garantizar que el ferrocarril se sitúe en el centro de la movilidad del futuro.
En definitiva, el ferrocarril ha sido históricamente un símbolo de modernidad e integración territorial. Hoy, en un contexto de emergencia climática y de transformación digital global, vuelve a situarse en el centro del debate. La ingeniería digital y la automatización de procesos ofrecen una oportunidad única para que Europa acelere el despliegue de trenes más seguros, eficientes y sostenibles, y para que España consolide el liderazgo que ya tiene en alta velocidad. Si el sector es capaz de asumir este cambio cultural y tecnológico, el tren no solo mantendrá su vigencia, sino que reforzará su papel como columna vertebral de la movilidad innovadora y descarbonizada del siglo XXI.
