Revolera  | 

Empresarios

El saber hacer de las empresas y los empleados de este sector no se obtiene de la noche a la mañana

Es fácil perder la noción del tiempo estos días convulsos, con el agua al cuello en una crisis sanitaria, económica y social como nadie recuerda. Ya hace más de seis semanas del arranque del confinamiento forzado y, en este tiempo, el transporte por carretera se ha erigido, por propios méritos, en un referente fundamental para la operatividad de la economía, distribuyendo los bienes necesarios a supermercados, hospitales, gasolineras e industrias varias. Los casi siempre olvidados conductores profesionales, son ahora “héroes” para muchas personas y reciben el aplauso generalizado, y muy merecido, al que me sumo una vez más. Pero quiero también brindar mi aplauso a los empresarios de este sector que, con tesón, trabajo y valor mantienen en marcha sus empresas en un mar de incertidumbres financieras, laborales y fiscales. Saben estar a las duras como supieron estar a las maduras.

Al frente de pequeñas, medianas y grandes compañías de transporte por carretera están “tirando del carro”. En muchos casos, resistiendo contra viento y marea el estrangulamiento de la cuenta de resultados, cumplen a diario una proeza en medio de ERTEs, impagos, decretos, viajes en vacío, protección de sus empleados, eficacia con sus clientes, etc.

Si siempre es difícil, ahora parece imposible. De hecho, si no se ponen medidas, muchos no conseguirán superar este bache que está siendo más ancho de lo esperado.

Algunos parecen creer que ahora toca diseñar un plan de reconstrucción económica, que el camino más fácil es “resucitar” empresas tras el caos, pero no.

El saber hacer de las empresas y los empleados de este sector no se obtiene de la noche a la mañana, la experiencia acumulada que ahora atesoran los que ya no estén cuando esta epidemia remita, no se puede “resucitar”. Si no están “vivas” entonces, se habrá perdido un pilar fundamental para la reactivación de la economía; será muy complicado (y más caro) volver a conectar de forma eficaz la demanda y la producción. Creo que lo más “rentable” como país es invertir ahora dinero en aliviar la asfixia que están sufriendo estos empresarios e impulsar así que sigan comprometidos con sus empleados actuales y las familias que dependen de ellos.