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Pro-Empresa

Toca centrarnos en salvar a las empresas; es la única forma de salvar el empleo y, con él, el bienestar de todos

Es el momento de poner el foco en el empleo, es decir, en la empresa. Ahora que la curva del virus está contenida y que lo peor de la crisis sanitaria parece haber pasado, toca centrarnos en salvar a las empresas, porque es la única forma de salvar el empleo y, con él, el bienestar de todos. El paro también mata. Por eso necesitamos un Gobierno Pro-Empresas para favorecer los empleos y eso significa que agilice la financiación, flexibilice los ERTEs, reduzca nuestra carga fiscal y elimine obstáculos a la actividad.

La curva de nuestra crisis económica crece y los efectos de esta otra pandemia tienen un impacto directo terrible en los puestos de trabajo. Para las empresas, cada día perdido es una tragedia, con consecuencias dramáticas que acaban destruyendo empleo y, con él, proyectos de vida. Por eso, las medidas Pro-Empresa urgen.

Las empresas son las fábricas de los empleos. Las de nuestro sector, en concreto, han reducido de media su actividad un 50 por ciento. Y la desescalada no es halagüeña, viene plagada de incertidumbres. El Gobierno debe dirigir todos sus esfuerzos de una vez por todas, ahora que parece controlada la crisis sanitaria, a implementar medidas que eviten una debacle empresarial.
No puede pasar que haya que esperar tres semanas hasta que se ponen en marcha los avales ICO. Ese tiempo perdido es oro (son empleos). El ERTE es una herramienta que puede ser de gran utilidad, pero si se aplica de una manera efectiva a la realidad de las compañías en estos momentos. Por eso, es preciso introducir flexibilidad en los ERTEs, una desescalada en ellos proporcional al incremento de la actividad con plazos de adaptación o el pago de las cuotas de las cotizaciones sociales de los trabajadores de los ERTEs por causas productivas.

Todo ello, sin olvidar la actual condición-trampa impuesta de condicionar el mantenimiento de las plantillas durante seis meses después del ERTE para poder beneficiarse de las exenciones del pago de las cotizaciones sociales del ERTE por causa de fuerza mayor. Nadie quiere despedir a su equipo, pero si las compañías no pueden adaptarse, están abocadas a la quiebra y eso solo genera dolor, a pesar de los subsidios.

Francisco Aranda
presidencia@unologistica.org