Mirar sin ver  | 

Autorregulación

Ha llegado la acción bélica del este de Europa y la de otro conflicto en el Mediterráneo y los ojos puestos en el petróleo

En la primera década de los años 2000 se gestó la gran crisis del ladrillo en Europa. Tardamos mucho en salir, porque se pensaba que solo era un ligero enfriamiento de la economía. Años después, bastaba con analizar el consumo de cemento por habitante que, durante los años precedentes a esa crisis, llegó a ser de más de cinco veces de la media de años anteriores. Era obvio que el producto se iba a autorregular, ¿cómo?, parando la adquisición de ladrillo y abandonando lo construido y lo que estaba en fase de construcción, hasta que el consumo volvía a los niveles capaces de asumir. Si trasladamos estos hechos a los fletes marítimos, ladeando la mirada a 2021 y 2022, es fácil ver como se catapultó el comercio por el Covid, por miedo a quedarse sin producto y de la mano de esta compra “impulsiva”, con alguna ayuda en Suez, los fletes subieron a una altura que nadie recuerda. Las navieras, y los que las acompañan, arrojaron cuentas de resultados que ni los más “viejos del lugar” recordaban y llegó la realidad: almacenes llenos, parón de compras, retención del consumo por miedo, bajada de la carga por debajo de los “prospect” y los fletes a sótano y bajando.

Ha llegado la acción bélica del este de Europa y en este instante la de otro conflicto en el Mediterráneo, y los ojos puestos en el precio del petróleo que ya sube más del 4 por ciento en las primeras 24 horas y con el temor a un posible bloqueo en Ormuz, acercándose a los 100 y con previsión de tocar los 150 si el estrecho se bloquea. Añadimos que en enero, la carga empezará a pagar derechos de emisión por tonelada de CO2, como parte de los fletes. Finalmente, si sumamos la propia regulación del consumo, asoma la recuperación de los fletes, aunque si esto vuelve a suceder “por causas ajenas” de nuevo, es para salir corriendo, ¿a dónde? “Mejor ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado” (Miguel de Unamuno).

Miguel Rocher

mrocher@operinter.com