TRANSPORTE 4.0  | 

Des-esperanza

Aunque estamos muy acostumbrados a que las medidas de cambio legislativo se hagan teniendo en cuenta solo a una parte de la sociedad, no quiere decir que no duela, y es muy preocupante

Alguien dijo: “no he venido a luchar contra los elementos”. Es la sensación que nos queda después de los últimos acontecimientos que hemos vivido este verano. Seguramente, no seremos los únicos, hay muchas voces en otros sectores que ya han levantado la bandera de “warning” ante el riesgo en sectores económicos, si el Estado queda bloqueado durante meses, quizás muchos.

Además de las cuestiones que nos vienen marcadas desde Europa, como la aplicación de medidas impuestas por normativa, en clave nacional tenemos una gran asignatura pendiente: la Ley de Movilidad Sostenible, que, quizás para la mayoría social pueda no parecer urgente, a los que vivimos en, para y del transporte, sí lo es. Arrastrada por esta ley y por los compromisos ya firmados con Europa, necesarios para seguir accediendo a los famosos fondos mil millonarios, está el asunto del pago por uso de las autovías. Y ahí sí que el sector del transporte se la juega. Que esta medida no tiene vuelta atrás es un hecho, pero para hacerlo digerible, asumible y no traumático, es necesario hacerlo muy bien, con calma, con metodología y de modo equitativo. Lo contrario llevaría a una quiebra del sistema del transporte en este nuestro país. Aunque estamos muy acostumbrados a que las medidas de cambio legislativo se hagan teniendo en cuenta (en el mejor de los casos) solo a una parte de la sociedad, no quiere decir que no duela, y es muy preocupante.

Que no nos pase lo del gitano que decidió dejar de dar de comer a su asno y acostumbrarle a vivir así, hasta que el pobre animal se murió. Decía después el protagonista de la anécdota, “el burro va y se muere ahora que ya casi lo había acostumbrado”.

Suerte para este nuevo curso que empieza.

Juanma Martínez

jmmartinezmourin@gmail.com