Las terminales portuarias observan un mayor desarrollo de los flujos de carga perecedera en un ejercicio de estancamiento de la actividad azulejera de exportación, principal cliente del enclave.
La carga perecedera está impulsando los tráficos de importación en el puerto de Valencia. Los datos estadísticos del enclave, que preside Mar Chao, sitúan a determinados flujos como los pescados congelados y refrigerados y las frutas, hortalizas y legumbres, volúmenes que viajan en contenedores reefer, como los tráficos que están creciendo de forma notable en los muelles valencianos al inicio del tercer trimestre del ejercicio.
Las terminales portuarias observan un mayor desarrollo de la carga reefer, sobre todo, en el ámbito de los pescados congelados y refrigerados, según han explicado a Transporte XXI fuentes del colectivo de la estiba del enclave.
La importación de estos productos crece a un ritmo del 7,8 por ciento al término del segundo trimestre, con un volumen de 84.882 toneladas en contenedores. Por su parte, los embarques de frutas, hortalizas y legumbres avanzan un 10 por ciento, con un movimiento de 401.007 toneladas, “lo que supone que estamos logrando captar nuevos tráficos de perecederos que antes venían por otros puertos”, matizan transitarios consultados por este periódico.
Estos medios indican que, gracias a la red de feeders, “hay un efecto de reenvío de muchas mercancías a otros puertos españoles, aunque centrados en el sector agrario y menos en los congelados”, lo que a viene a confirmar la potencialidad del enclave valenciano para un mayor desarrollo de los tráficos de carga perecedera, tráficos procedentes de Extremo Oriente, norte de África y el continente americano, hacia donde también destaca el crecimiento de las exportaciones de vinos, bebidas, alcoholes y derivados, con un avance del 1,65 por ciento, y un volumen de 697.112 toneladas.
Un negocio que viene observando con detalle el grupo naviero MSC, que a través de su participada Medlog, acaba de arrancar los trámites previos a las obras de su plataforma frigorífica, ubicada en la ZAL del Puerto de Valencia, una instalación que se convertirá en su primer almacén en Europa dedicado a la expansión de los tráficos reefer.
El crecimiento de los volúmenes de carga perecedera se produce en un escenario de estancamiento de la actividad azulejera, el principal cliente del puerto valenciano. Hasta agosto, los contenedores con productos cerámicos de exportación reducían su tonelaje en un 0,52 por ciento, con 2,76 millones de toneladas. Por su parte, las importaciones de material de construcción crecían un 6,3 por ciento, con un flujo de 323.000 toneladas.
En cuanto al desarrollo del negocio del contenedor en el enclave, destaca el flujo import-export de productos químicos, con 1,3 millones de toneladas, con un ritmo de crecimiento del 10 por ciento, así como los tráficos de maquinaria, herramientas y repuestos, con 1,2 millones de toneladas, y una progresión del 5,8 por ciento.