Mirar sin ver  | 

Las tres íes

Intuición para pensar; inteligencia para ofrecer atención eficaz al cliente; imaginación para vislumbrar paz y libertad

Intuición para pensar que, avecinándose el año veinte veinticinco, año en el que el azul cielo y el amarillo mostaza podrían decidir no seguir ocupando todo el espacio en la misma paleta de colores, a pesar de que desde hace ya unos meses vienen haciendo pruebas de como se desvanece su brillo, por méritos propios e impropios. Mezclando azul y amarillo nos sale verde, aunque ese color tiene unos vecinos observando lo que pasa en su oeste, por si deciden quedarse con el verde del este. Esos vecinos son de color rojo no, como la mayoría que la tienen a la altura de la línea de flotación. Para comprender esto, deberíamos remontarnos a la tradición desde principios del siglo XIX, vinculada al óxido de cobre rojo, el antifouling, el sobrepeso y la fácil localización. Poco queda para que nuestros mayores temores o anhelos florezcan.

Inteligencia para seguir ofreciendo desde nuestro colectivo de operadores logísticos, una atención exquisita, eficaz, eficiente y resolutiva a los clientes, antes, durante y después de cada uno de los servicios que les prestamos, sin temer a lo que suele ocurrir con la más mínima impronta de problema y es que, sin previo aviso, nos debemos encomendar a la deidad en la que cada uno crea, para recibir el pago del monto, parcial o total, que nos acaban de bloquear. Otro viento soplaría si en lugar de carga nos movemos personas en transporte marítimo, terrestre, tren, e incumplen el servicio, cancelan y/o nos maltratan, no hubiésemos pagado/garantizado el coste total, mucho antes del inicio del viaje.

Imaginación para vislumbrar paz y libertad, para los inocentes y demás personas de buena voluntad, lejos de descerebrados, adictos el poder, ingenuos que ignoran que cuando pasen a la habitación de al lado, no se llevarán nada material de este, su, nuestro mundo.

“No permitas que nada sea más urgente que estar con quienes más te importan” (Poeta Frustrado).

Miguel Rocher

mrocher@operinter.com