Logística 8K  | 

Los ERTE

Las ministras de Economía y de Trabajo deberían aparcar sus diferencias en materia laboral y diseñar un plan conjunto

Un nuevo Real Decreto-ley ha prorrogado hasta el 30 de septiembre los ERTE, garantizando una nueva bolsa de oxígeno para la economía, tras una intensa negociación entre el Ejecutivo, la patronal de los empresarios y los sindicatos para extender la medida y que esta se adecúe a las necesidades reales del mercado con el reajuste de las exoneraciones.

Esta estupenda noticia ayudará a seguir manteniendo a flote nuestro mercado de trabajo y contribuye, junto a los 211.900 afiliados nuevos de mayo y a los fondos europeos que están por llegar, a impulsar la reactivación económica. Concretamente, esta prórroga permitirá que cerca de 600.000 trabajadores puedan seguir amparados por esta medida. El acuerdo es fruto de los esfuerzos de CEOE y CEPYME por evitar la propuesta que incentivaba a las empresas que sacasen a algunos de sus trabajadores del ERTE, en detrimento de aquellas forzadas a mantenerlos por seguir sometidas a restricciones COVID. En todo caso, habría sido más acertado eliminar el requisito que prohíbe los despidos y obliga a mantener a toda la plantilla en régimen de suspensión, pues permitiría que muchas empresas aliviasen temporalmente su carga de empleados para recuperarla una vez superada la crisis.

Los ERTES han evitado que la tasa de paro llegase a ser del 40%, según un estudio reciente de Fedea, por lo que toda prórroga es bienvenida. No obstante, resulta inadecuado que se produzcan siempre poco antes de expirar sus plazos, pues dificulta la planificación de las empresas y genera una gran incertidumbre. Para rentabilizar esta herramienta convendría fijarse en países como Alemania, que aplica un modelo de ERTE conocido como Kurzarbeit que contempla programas de formación para impulsar la capacitación y empleabilidad de los trabajadores. Así lo recoge también un informe del CES en el que insta al Gobierno a centrar los ERTES en la recualificación y recolocación de las personas.

Nuestras ministras de Economía y de Trabajo deberían aparcar sus diferencias en materia laboral y diseñar un plan conjunto que pase por el desarrollo del capital humano, pues solo así las empresas podrán competir en el nuevo paradigma socioeconómico y nuestros trabajadores adquirir mayor empleabilidad.

Francisco Aranda

presidencia@unologistica.org