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¿Quién paga?

Si alguien debe pagar por “algo” habría que mirar a quién se beneficia de ese “algo” más que únicamente a quien lo utilice

Con cierta recurrencia se suele plantear el dilema de quién debe pagar la construcción y el mantenimiento de la red de carreteras.

En cada envite parecen ganar terreno las tesis de quienes sostienen el famoso “quien usa, paga”… ¡como si no pagásemos ya y con creces!

La memoria de algunos es frágil, por lo que se ve. Para usar las carreteras compramos combustible y la mitad del coste son impuestos. Así pues, en efecto, el que las usa paga y paga más cuanto más las usa.

Ya el simple enunciado de la pregunta es sesgado, pues trata de esconder que ya se está pagando. Pero, en mi opinión, además, el problema está mal enfocado. Si alguien debe pagar por “algo” habría que mirar a quién se beneficia de ese “algo” más que únicamente a quien lo utilice.

Una buena red de carreteras beneficia a toda la sociedad, también a quienes nunca la utilizan directamente. No es posible concebir un desarrollo económico en el mundo moderno sin ella.

La experiencia ha demostrado que este medio es el mejor modo de vertebrar y cohesionar territorios en beneficio de todos los ciudadanos. Por tanto, es la sociedad en su conjunto la que, ante la necesidad de garantizarse una movilidad eficiente, plural, al alcance de todos y de bajos costes, está interesada en dotarse de una buena red viaria y en mantenerla en el mejor estado posible. Es un patrimonio que debe ser cuidado y perfeccionado con el paso de los años.

Tengamos o no familia en edad escolar, todos estamos convencidos de que tener un buen sistema educativo para nuestros niños y jóvenes es imprescindible para mejorar nuestra sociedad, y estamos dispuestos, lo usemos o no, a sostener dicho sistema y dotarlo de los mejores medios materiales y humanos para que cumpla su función en beneficio de todos. Estamos convencidos de pagar para ello, vía impuestos, lo utilicemos directamente o no.

Podría argumentar de modo similar refiriéndome a la salud, a la seguridad o, incluso, a la limpieza de las calles. ¿O es que debemos empezar a imaginar papeleras en nuestras vías dotadas de una ranura para monedas… y que pague quien las use?…

Ramón Valdivia

rvaldivia@astic.net