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Síndrome: Está Todo (sin) Solución

Con la implantación del esquema exprés ETS en Europa, la Comisión avanzó rápidamente sin tomar en mucha consideración a los agentes involucrados, tampoco a los puertos

El pasado mes de marzo, la Comisión Europea publicó dos estudios con conclusiones referentes al ETS, el conocido mercado de emisiones marítimas, con el que la Comisión se adelantó a la OMI, la Organización Marítima Internacional, en la implantación del pago por las externalidades causadas por el transporte marítimo. La OMI tiene su propia velocidad, dada su labor de legitimador global gracias al debate con todos los agentes. Ante esta lentitud, el Regulador europeo prefirió apresurarse con su propio sistema de control y pago de las emisiones, a esperar hasta que el organismo, garante y depositario de la confianza y regulación marítima planetarias, lo hiciera.

Con la implantación del esquema exprés ETS en Europa, la Comisión avanzó rápidamente sin tomar en mucha consideración a los agentes involucrados, tampoco a los puertos que se enfrentaban un riesgo elevado de fuga de tráficos. La misma Comisión continuó con su plan de imposición sin detenerse a pestañear ante ninguna preocupación o sugerencia recibidas. Los recientes estudios publicados por la Comisión demuestran que, aun deseando presentarse como un alumno aventajado ante de la opinión pública en la adopción de políticas medioambientales, Europa suspende de manera severa en el diseño y gestión del modelo.

Los documentos revelan evidencias comentadas por la misma Comisión sobre fluctuaciones de volumen en los puertos europeos, pero concluyen que no es posible estimar si ha habido fuga de tráficos a causa de la crisis del mar Rojo. El poco interés en estimar una proyección de realidad es inexplicable. El comodín de la nueva geopolítica es una carta de gran ayuda y que siempre todo lo explica (o no). Los estudios también muestran que, en 2024, el transporte marítimo sufrió un aumento de precios del 3,7 por ciento. Aunque el coste real del ETS para las navieras fue de 7-10 euros por TEU, éstas trasladaron a sus clientes un promedio de 30 euros. No pasa nada. No hay advertencia, no hay investigación, tampoco recomendación ética. Sólo la evidencia de la imperfección.

El esquema ETS, por el cual algunas navieras comenzaron a aplicar recargos en octubre de 2023 (tres meses antes de su entrada en vigor), muestra ahora sus mecanismos de opacidad estructural. Sus costuras poco éticas anuncian el riesgo de que las nuevas políticas medioambientales se utilicen como un mecanismo adicional para generar beneficios netos cuando éstas son diseñadas sin la obligación de rendir cuentas. Sin transparencia, no hay confianza, tampoco colaboración. Sin ética, estamos completamente perdidos.

Hace días que estoy cansado. No sé si es el mar de fondo o la brisa marina. No tenía claro lo que me pasaba hasta que el terapeuta me indicó que estaba sufriendo un nuevo síndrome agudo llamado también ETS. El facultativo de “salud marítima” me indicó que cuando se sufre por el estado de la transparencia durante mucho tiempo, éste se llama también síndrome ETS: Está Todo (sin) Solución. Tranquilo con el diagnóstico, ya me relajé. Todo es ETS, todo es geopolítica, todo carece de explicación.

Jordi Espín

jespin@transprime.es