El apoyo del empresariado a los centros de docencia es imprescindible, aunque siempre quedará echar mano de mercenarios
Para la adquisición de talento para las empresas que son actores de nuestra cadena global de suministro, algo históricamente complicado habida cuenta de la insuficiente formación externa reglada, tan solo conozco dos caminos, a saber. Fichar personal del sector ofreciendo temas materiales que son más fácil de medir que la proyección que también se suele prometer, o bien fichar a personas con la cabeza amueblada, buena aptitud y mejor actitud, aunque aún piensen aquello del enjuiciador que se cuestionaba la flotabilidad de un buque siendo de hierro… Considero infinitamente más apropiada la segunda opción, porque quien que se mueve por lo material, siempre acaba volviéndose a mover. Y a riesgo de repetirme, si se trata de un comercial que dice tener cartera y es verdad, igual que la trae se la lleva, y si no es verdad, pues eso. Aunque es mucho más habitual la primera opción. Ahora bien, a los noveles en esta profesión hay que dedicarles mucho tiempo interno, además de formación complementaria externa sufragada, e ir marcando hitos pequeños que ambas partes vayan cumpliendo holgadamente. Uno de ellos es la confianza de la responsabilidad, lentamente y en la medida que se lo vaya ganando. Y si llega un momento en el que la tarea primero o la empresa después, le queda pequeña, sin ningún tipo de complejo hay que poner las cartas boca arriba y ayudarle a conseguir algo adecuado a su aptitud, actitud y experiencia demostrada.
Esa es la única manera que conozco de retención del talento. Inversión en formación, programa de responsabilidad y garantía de apoyo profesional, si así se merece y retribución acorde a la aptitud y actitud. E ídem en sentido opuesto, si no se merece. El apoyo del empresariado de nuestro sector a los centros de docencia, tanto públicos como privados, para participar en la formación los futuros lideres de esta profesión es imprescindible, aunque siempre quedará echar mano de mercenarios y vendedores de humo. “Las inversiones en formación y conocimiento son retribuidas con el interés más alto” (Benjamin Franklin).
Miguel Rocher
mrocher@operinter.com