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Un oasis en el desierto económico

El negocio aumentó un 3,5% sus ventas en 2011 de la mano del transporte marítimo y por carretera, que aprovecharon el buen comportamiento de las exportaciones.

No todo son malas noticias y es que 2011 no fue, en principio, un año aciago para las ventas del sector, que aumentaron un 3,5 por ciento frente a 2010, gracias al transporte marítimo y por carretera, y a pesar de la adversa coyuntura conyuntura económica, según se desprende del avance del informe sectorial de TRANSPORTE XXI

El transporte de mercancías en España continuó en 2011 la senda de crecimiento del 2010, después de la debacle de 2009, registrando un incremento del 3,5 por ciento en su facturación, todo ello a pesar de la difícil coyuntura económica, según se desprende del avance del informe sectorial anual de TRANSPORTE XXI, realizado sobre un universo de 382 empresas. Esta muestra supone un 12,7 por ciento de las 3.000 empresas del sector que integran el estudio final, que esta publicación elabora y entrega cada año a sus lectores desde hace más de una década. Medido por las ventas netas declaradas por estas sociedades en 2010 ante el registro mercantil, el adelanto representa un 43,2 por ciento de los 27.844 millones de la cifra de negocio del sector ese mismo año.

Las ventas de estas 382 empresas en 2011 alcanzaron la cifra de 12.464 millones, lo que implica quedarse a las puertas de los guarismos históricos que la actividad logró en 2008, antes de la crisis, cuando estas mismas mercantiles facturaron 12.580 millones. El crecimiento del sector, aunque muestra una desaceleración de casi cuatro puntos frente al incremento del 7,4 por ciento de 2010, se sustenta en el transporte por carretera y en el marítimo, que subieron el 8,4 y el 12,8 por ciento, respectivamente. El primer argumento para explicar su positiva evolución está en que la economía española abandonó los números rojos en el principal indicador macroeconómico, caso del PIB, que después de los descensos del 3,7 por ciento en 2009 y del 0,1 en 2010, creció cuatro décimas porcentuales en 2011, situándose en 1,063 billones de euros (a precios corrientes), aunque sin superar los 1,087 billones de 2008.

En la misma línea, el buen comportamiento del comercio exterior se encuentra detrás de la senda positiva del sector, pues las exportaciones, medidas en volúmenes, crecieron un 9,77 por ciento (140,7 millones de toneladas y dos décimas más que en 2010), aunque las importaciones cayeron un 1,48 por ciento (hasta los 233 millones de toneladas), frente al leve aumento de casi medio punto de un año antes, según datos de la Agencia Tributaria. Con estas cifras en la exportación, aunque aún se situaron a 54,5 millones de toneladas de 2008, y pese a la conducta negativa de las importaciones, se comprende mejor el comportamiento expansivo del transporte por carretera y del marítimo en 2011. Más aún si se relacionan con el comercio exterior por áreas geográficas. Por ejemplo, las ventas a Europa por camión crecieron un 10,42 por ciento, hasta los 64,3 millones de toneladas, cuatro puntos más que en 2010, lo que permitió a este modo compensar la caída del 7,29 por ciento en las importaciones (48 millones de toneladas), capítulo que creció un 3,14 por ciento en 2010.

LA FACTURA TRANSITARIA BAJA
Por su parte, el comercio con el resto de regiones, donde predomina el flujo marítimo frente al aéreo, tambié tuvo incrementos significativos. Las exportaciones marítimas subieron un 8,71 por ciento (69 millones de toneladas) y las importaciones se mantuvieron planas (171 millones). En las ventas por regiones destacaron el incremento del 22,50 por ciento con Asia, que fue del 31,04 por ciento en el caso de China, y del 17 por ciento con América. Las compras por barco a Asia y América Latina también crecieron, un 7,74 y un 8,46 por ciento, respectivamente. En el adelanto del informe de TRANSPORTE XXI destaca, por el contrario, que la actividad del transitario se redujo un 4,8 por ciento en 2011, frente a la subida del 33 por ciento de 2010. Este descenso se debe al estancamiento de las importaciones, lo que creó un desequilibrio difícil de compensar con unas exportaciones aún en expansión, y a la contracción de casi dos puntos de la demanda nacional.

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