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Preocupación

Esta es la palabra que define el sentir del tejido empresarial ante la actual coyuntura

La desaceleración, la inestabilidad política e institucional, así como el aumento de los costes empresariales ya se perciben en las empresas y se reflejan en un frenazo en seco de las inversiones. También se nota en el empleo. Y, lo peor, los avances anunciados en el programa del nuevo Gobierno no nos hacen ser optimistas.

Las empresas necesitamos un marco laboral flexible, además de seguridad jurídica. Es imprescindible dar un cambio al frenazo que estamos viviendo en la generación de empleo y, para ello, es preciso eliminar o frenar cualquier iniciativa orientada al incremento de los costes empresariales. Medidas como un incremento del impuesto de sociedades, de las cotizaciones o del Salario Mínimo Interprofesional se traducirían en una reducción del empleo y de la recaudación de las arcas públicas. En paralelo, tenemos que mejorar las políticas activas de empleo. Esto no tiene por qué significar que sean mejores las de mayor dotación económica, si no las que logren favorecen la empleabilidad.

Nos preocupa la posible derogación de la reforma laboral, tal y como se ha anunciado, porque supondría desandar lo avanzado en materia de flexibilidad, tan necesaria en nuestro sector logístico. Reduciría la capacidad de adaptación de las empresas a los rápidos e inesperados cambios de los mercados.

En la desaceleración han influido factores internos y externos. En los segundos, no podemos influir. Es el caso del ‘Brexit’, la batalla arancelaria entre China y EEUU o el precio del petróleo. En los factores domésticos como la falta de confianza o el incremento de costes empresariales sí que podemos y debemos influir. De hecho, se trata de cuestiones que influyen directamente en la generación de confianza empresarial.

La inestabilidad política e institucional de los últimos años así como el aumento de los costes empresariales, están impactando en las inversiones y en la generación de nuevas líneas de negocio. También ha reducido el atractivo de España para la implantación de nuevas empresas y aquí es donde está el origen de la fuerte desaceleración en el empleo. No podemos perder el foco: necesitamos un marco flexible, seguridad jurídica y no incrementar los costes empresariales.