Mirar sin ver  | 

Relevo

Nuestra profesión tiene muy poco desempleo y la mayoría de los alumnos de cada edición de Masters “ad hoc” encuentra trabajo durante su primer año posterior

Si hay un sector donde el relevo generacional se está produciendo a marchas forzadas es el de los operadores de la cadena de suministro, nuestro sector. Las jóvenes promesas, dejando a un lado su obvia frescura, llegan con mayor preparación, ganas y con una ambición en fase embrionaria que les llevará hacia un camino u otro, en la medida que vaya creciendo. Los que tenemos más ayeres que mañanas, y deseo viceversa en lo relativo a la salud, estamos muy orgullosos de ese relevo de gente, en su mayoría, con elevada cualificación. Y más orgullosos de que les guste nuestra profesión que, por otra parte, tiene muy poco desempleo y la mayoría de los alumnos de cada edición de Masters “ad hoc” encuentra trabajo durante su primer año posterior. Ahora bien, toca enseñarles a aplicar toda esa preparación a la práctica y la vida real que no se parece en nada a lo que han aprendido, siendo esa la primera parte de su formación “in situ”.

Con muy buen criterio, la mayor parte de los clientes confían primero en las personas y después en las empresas. Eso significa que esos clientes (¡seamos realistas!) aparcan la conciliación, los horarios e incluso la digitalización, cuando tienen un problema, exigiendo su resolución inmediata. Esa es la parte a enseñar y a aprender, porque es la realidad y negarla es negar la evidencia, requiriendo de especial delicadeza de los veteranos para trasmitirla e ídem para recibirla por los noveles. La piel debe pasar de muy fina, a fina, gruesa y muy gruesa. No hay otra.

No es obligatorio que a todas las personas guste esa transición y esa debe ser la razón por la que en esta cadena de profesiones consecutivas, al servicio de la logística, la personas que llegan están entre tres y cinco años y se marchan o se quedan toda su carrera. Es una suerte que la jubilación en la empresa privada sea voluntaria a partir de cierta edad y obligatoria a ninguna edad, para poder ir traspasando los buenos ratos, que son muchísimos más que los que no son tan buenos. “Una empresa es tan buena como la gente que trabaja en ella” (Mary Kay Ash).

Miguel Rocher

mrocher@operinter.com